Escrito por: Esquerda Marxista
La huelga general del 14 de junio contó con la paralización de importantes sectores de la clase obrera que tienen una tradición de organización, como metalúrgicos, químicos, petroleros, bancarios, servidores públicos, etc.
Pero la paralización podría haber sido más fuerte y las manifestaciones mayores, si las direcciones sindicales hubieran movilizado de hecho sus bases.
Dos días antes de la huelga, el presidente de la CUT, Vagner Freitas, declaró que «este viernes, día 14, no es para ir a trabajar, es día de quedarse en casa». Es decir, en lugar de orientar a los trabajadores a ir a las calles, hacer piquetes en los lugares de trabajo, participar en las manifestaciones, el presidente de la mayor central sindical del país orientaba una «huelga de pijama». A pesar de ello, manifestaciones significativas ocurrieron por el país, aunque menores en relación a las del día 15 y 30 de mayo. Es importante resaltar también que la represión policial volvió a hacerse presente en algunos actos, como São Paulo, Río de Janeiro y Porto Alegre.
El poder judicial actuó considerando la huelga de algunos sectores ilegales, utilizando como argumento que la paralización tenía un «carácter político». Una decisión absurda, un ataque al derecho de huelga y a la libertad sindical. Pero que reveló también la cobardía política de direcciones sindicales que resolvieron cancelar la huelga por el chantaje de las decisiones judiciales, en vez de enfrentarlas redoblando la movilización de la base y llamando a la solidaridad de la clase.
Este fue el caso de sindicatos que representan a los ferrocarriles de Sao Paulo (CPTM), que organizaron en la víspera la suspensión de la huelga aprobada anteriormente. El Sindicato de los Rodoviarios del ABC actuó para deshacer un piquete que buscaba impedir la salida de un colectivo por la mañana del día 14 en São Bernardo do Campo. En Río de Janeiro, el Sindicato de los Choferes informó que la decisión de hacer la huelga sería de cada conductor. Es claro que, ante la probable persecución política de las empresas a trabajadores aislados, los colectivos funcionaron normalmente, así como el metro de la ciudad. Otros casos como estos fueron reportados por el país. Diferentes sindicatos obreros ni siquiera fueron en la puerta de las fábricas de su base para explicar la situación, el significado de la Reforma de las jubilaciones y tratar de organizar la paralización.
Pero la Huelga General demostró una vez más la disposición de lucha presente entre jóvenes y trabajadores. El día 14 podría haber sido un capítulo decisivo para enterrar la Reforma de las jubilaciones y el gobierno de Bolsonaro. Fue un día de lucha que tuvo su impacto, pero las direcciones sindicales bloquearon un golpe fuerte y decisivo.
La inestabilidad del gobierno sigue profundizando. Con menos de seis meses de vida, un tercer ministro fue despedido (Santos Cruz), como parte del conflicto entre el ala militar y los seguidores de Olavo de Carvalho en el interior del gobierno. Uno de los pilares de credibilidad para Bolsonaro, el ex juez Sérgio Moro, sigue desmoralizándose con el caso de los mensajes vacados publicados por el sitio The Intercept Brasil. Joaquim Levy, que ocupó cargos en los gobiernos FHC, Lula y Dilma y que es un cuadro del mercado financiero, pidió dimisión de la presidencia del BNDES después de que Bolonaro dijo que él estaba «con la cabeza el premio ya tiene algún tiempo».
Las disputas entre el gobierno y el Congreso se intensifican. Bolsonaro, el candidato a Bonaparte, no logra firmarse como un gobernante fuerte, por encima de las clases y de los poderes. El Legislativo busca reaccionar y ganar mayor protagonismo político. La versión de la Reforma de la Previsión presentada en la comisión especial de la Cámara dejó fuera el corazón del proyecto encaminado por el gobierno: el fin de la previsión pública y solidaria y la implantación del régimen de capitalización. Esto revela, por un lado, el temor de los diputados a aprobar un brutal ataque como la capitalización-aún más después de las últimas manifestaciones-, y por otro lado, es también una forma de buscar una diferenciación entre la reforma de la Cámara, proyecto «del gobierno».De cualquier forma, la lucha debe continuar por la retirada total del proyecto, que mantiene ataques profundos, como la edad mínima, aumento del tiempo de contribución, etc. Además de que los puntos retirados por el relator pueden ser reapresionados como enmiendas, o como nuevos proyectos de ley. Por eso, el próximo paso debería ser preparar una huelga general por tiempo indefinido para enterrar toda la Reforma de la Previdencia, revertir los cortes en la educación y derribar a Bolsonaro.
A pesar de todo ese cuadro, las direcciones de las centrales sindicales y de partidos como PT, PCdoB y PSOL, siguen tratando de bloquear la lucha por el «Fuera Bolsonaro». Actuan para sofocar ese grito en las manifestaciones. Esto fue visto el 30 de mayo y una vez más el 14 de junio.
La fuerza del movimiento de la clase obrera puede atropellar estas direcciones conciliadoras, cuya línea sólo puede preparar derrotas. Las nuevas direcciones deben ser forjadas para que representen de verdad los intereses inmediatos e históricos de los trabajadores y de la juventud. Este es el combate de la Izquierda Marxista.