Por: Hamid Alizadeh y Fred Weston
La revolución sudanesa ha sido una inspiración para los trabajadores, las mujeres y los jóvenes de todo el mundo. Las mujeres en particular han revelado un tremendo potencial revolucionario. Todo lo que había de progresista en la sociedad sudanesa emergió para mostrarle al mundo que la sociedad puede ser cambiada. Pero también había un lado más oscuro, que ahora ha levantado su fea cabeza de la manera más brutal posible ¿Por qué está pasando esto?
Desde el lunes, las redes sociales se han inundado con videos y fotos de milicianos reaccionarios de las RSF haciendo estragos en Jartum. Abarrotando las partes traseras de camionetas o en grupos, los milicianos armados han estado deteniendo a personas al azar, derribando barricadas, saqueando tiendas y golpeando o azotando a los manifestantes, y violando a innumerables mujeres. Al mismo tiempo, el Consejo Militar de Transición (TMC), que ha roto las negociaciones con la oposición, ha anunciado un gobierno de transición y elecciones dentro de nueve meses.
La contrarrevolución nunca pierde tiempo. Desde el comienzo de su contraofensiva el martes 5 de junio por la mañana, grupos de hombres armados, encabezados por milicianos de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), han estado atacando implacablemente a cualquiera que se parezca a un revolucionario en la capital de Sudán, Jartum. Según informes, al menos 100 personas han sido asesinadas y cientos más heridas, aunque las cifras reales probablemente sean mucho más altas. Muchos de los cuerpos han sido arrojados al Nilo, como parte de una campaña para aterrorizar a las masas.
También ha habido varios informes de mujeres violadas abiertamente en las calles por bandas armadas. Según un informe, los milicianos asaltaron una clínica médica, violando a las profesionales y golpeando a todos los demás. Esto claramente pretende ser un mensaje para todas aquellas sudanesas que se atrevieron a salir y desafiar un sistema que las ha condenado a la opresión más abyecta durante generaciones. Cuanto más poderosa y generalizada es una revolución, más sangrienta y brutal debe ser la contrarrevolución para ponerle fin.
Barbarie de la Junta
Los líderes de la Junta saben muy bien que la revolución desató fuerzas poderosas dentro de la masa de la población, que se han dado cuenta de su propia fuerza. Por lo tanto, deben atacar la revolución lo más fuerte posible antes de que tenga la oportunidad de reorganizarse. Su objetivo es aterrorizar, desorientar y desmoralizar al movimiento, antes de que tenga la oportunidad de volver a reponerse.
Evidentemente, todo esto fue planeado cuidadosamente unas semanas antes, mientras los milicianos aumentaron lentamente su presencia en toda la ciudad. La periodista de Channel 4 Yousra Elbagir tiene una serie de tweets muy interesantes en la que cita las conversaciones con un miembro desertado de la agencia de inteligencia:
«Finalmente contacté a mi fuente de inteligencia (un oficial de NISS que desertó), dice:
‘Esto es todo un ataque planeado por las RSF, el NISS, la milicia de la Policía Popular, la Milicia de Seguridad Popular, la Milicia de Defensa, la Milicia de Seguridad Estudiantil y la Milicia AbdelHai Islámica. Fueron una fuerza de 10.000’.
«Me preguntó cuál es el número de muertos publicado actualmente (no tiene acceso al internet debido al apagón)
«Cuando dije 40 personas, él suspiró y dijo:
‘Eso no es ni un cuarto de la cantidad de personas asesinadas’.
«Él dice, ‘algunas personas fueron golpeadas hasta morir y arrojadas al Nilo, algunas disparadas varias veces y arrojadas al Nilo y otras fueron cortadas con machetes y arrojadas al Nilo. Fue una masacre’.
“Dice que cuando las fuerzas entraron en el sitio de la acampada, entraron a la clínica improvisada y violaron a dos médicas.
“Dice que las fuerzas luego se dirigieron a las que servían el té y comenzaron a golpearlas. Les gritaban ‘¿civil o militar?’ mientras ellos las golpeaban.
«Dice que el ejército fue retirado del sitio a las 4 de la tarde el domingo. Las órdenes de retirarse vinieron del Consejo Militar de Transición.
“Los vehículos del ejército que vigilaban las entradas fueron reemplazados por vehículos de las Fuerzas de Apoyo Rápido. (…)
«Él ha visto soldados del ejército en lágrimas. Los oficiales de rango medio y bajo le han dicho que el Consejo Militar de Transición no los representa.
“Había órdenes más altas de despojar al ejército de sus armas hace cuatro días. Algunos han irrumpido en almacenes de armas y los han encontrado vacíos.»
Al mismo tiempo que esta sucia operación se está llevando a cabo, el TMC ha anunciado que está organizando un gobierno de transición y elecciones para dentro de nueve meses. Claramente, esto tiene como objetivo socavar la alternativa política propuesta por la dirección del movimiento, que había estado insistiendo en un período de transición mínimo de tres años (!) bajo un «gobierno tecnocrático». El problema con esta demanda es que no satisfizo las necesidades de las masas que desean la democracia ahora y no en tres o cuatro años.
#Sudan 🇸🇩: video captures the moment #RSF militants storm a protester barricade in the capital #Khartoum. pic.twitter.com/a4ZIvD85c7
— Thomas van Linge (@ThomasVLinge) 4 de junio de 2019
La demanda de un período de tres años se propuso originalmente cuando el régimen estaba planteando la idea de un período de cuatro años. Al ofrecer elecciones rápidas, el TMC ahora está intentando inteligentemente ser más democrático que la Asociación de Profesionales de Sudán (SPA), que ha sido la fuerza principal detrás de la revolución hasta el momento.
También intentan aislar a las capas más radicales y revolucionarias del movimiento. El partido Ummah, un partido islamista burgués semi-legal que hasta ahora era parte de las Fuerzas para la Libertad y el Cambio (FFS) lideradas por la SPA, ha mostrado signos de reconciliación con el régimen y ha declarado su apoyo para las próximas elecciones. Esto simplemente sirve para revelar su verdadero rostro como una oposición leal, conservadora y antirrevolucionaria del antiguo régimen.
Sin embargo, con el poder en manos del TMC, nunca habrá elecciones totalmente abiertas y democráticas. Si se organizaran elecciones, esto ocurriría solo después de que la camarilla gobernante las hubiera maniobrado y manipulado cuidadosamente para garantizar su control total sobre el poder. Serían elecciones con una oposición aplastada, con el control total de los medios de comunicación y los sistemas legales y jurídicos en manos del TMC diseñado para beneficiar a sus jefes, Hemeti, Burhan y al resto de las fuerzas reaccionarias.
El núcleo de la contrarrevolución está formado por varias milicias reaccionarias, en particular las RSF, que al parecer tiene miles de tropas armadas en Jartum, reclutadas de capas criminales y tribales atrasadas. Estos jóvenes, a menudo en sus primeros años de adolescencia, son reclutados de las capas más bajas, más oprimidas y analfabetas de la sociedad y se convierten en reaccionarios rabiosos. Revela la hipocresía de las potencias occidentales, como EEUU y Gran Bretaña, que están llorando lágrimas de cocodrilo por estos eventos, mientras que las RSF es de hecho la fuerza mercenaria clave que combate en el asalto a Yemen encabezado por Arabia Saudita y apoyado por los EEUU y Gran Bretaña. Además de Yemen, muchos soldados de las RSF han participado en las atrocidades en Darfur y en otras partes de Sudán. Hoy en día, estos hombres son las tropas de choque de la contrarrevolución, son los perros rabiosos soltados para «limpiar las cubiertas» para que la clase dominante reestablezca su gobierno.
Además, hay caciques rurales, jefes tribales y otras figuras similares entre las que Hemeti ha estado haciendo campaña, que le proporcionan soldados de infantería. Estas capas privilegiadas están aterrorizadas con la revolución porque la ven como un desafío directo a su forma de gobierno bárbara y primitiva. Hemeti ha estado acumulando apoyo entre estas capas tradicionales conservadoras, presentándose como un defensor del «orden y la tradición» contra los «ateos» y los radicales imprudentes involucrados en la revolución. Finalmente, la contrarrevolución está respaldada por Egipto y Arabia Saudita, cuyas clases dominantes están igualmente aterrorizadas por el poder de la revolución, que se convirtió en una inspiración en toda la región.
La revolución se detiene, la reacción toma la iniciativa
La revolución sudanesa ha sido una de las más fuertes y, sin duda, la mejor organizada en la historia reciente de la región. La valentía de las masas sudanesas, con las mujeres fuertemente oprimidas a la vanguardia, ha sido una inspiración para las masas trabajadoras en todas partes. El SPA en particular ha jugado un papel fundamental, organizando acciones radicales e intentando ampliar la lucha. El heroísmo de las personas que encabezan el SPA no puede ser subestimado.
Sin embargo, sí ha faltado una cosa, y ese era un verdadero plan de cómo avanzar. Si bien es cierto que la revolución abrumó completamente a la clase dominante, técnicamente, el movimiento no derrocó a Omar al-Bashir. ¡Este era el momento clave en el que la SPA podía haber organizado un movimiento generalizado de huelgas, hecho un llamado a las filas del ejército para que se pusieran de su lado de manera organizada, y tomara el poder pacíficamente sin ningún derramamiento de sangre!
En cambio, el TMC, que entró en el vacío de poder que se creó, eliminó a Bashir y arrebató la victoria de las manos de las masas. La razón principal por la que esto fue posible fue porque los líderes de la SPA no tenían ningún plan concreto para tomar el poder. Después de la caída de Bashir, el SPA no ofreció otra alternativa aparte de negociar con el TMC, que estaba formado por personas del régimen de Bashir.
#Sudan 🇸🇩: #RSF militants are dancing in the streets of #Khartoum tonight after slaughtering unarmed protesters.
The boy filming doesn’t even appear to be 18 years old.#SudanUprising#مجزره_القياده_العامه pic.twitter.com/MijJ5GQWEW
— Thomas van Linge (@ThomasVLinge) 4 de junio de 2019
¿Por qué, debemos preguntar, era necesario negociar con el TMC? ¿Qué papel jugó en la revolución? El hecho es que el único papel que jugaron las fuerzas detrás del TMC fue jugar con el tiempo y atacar la revolución. A pesar de esto, la SPA aceptó muchas de las demandas del TMC, como mantener su control sobre las fuerzas armadas y el ministerio de defensa.
Durante las «negociaciones», quedó bastante claro que el TMC no estaba interesado en alcanzar ningún tipo de acuerdo. En lugar de eso, estuvo jugando todo el tiempo hasta que finalmente abandonó la negociación el 15 de mayo, después de que las protestas fueron atacadas por las fuerzas de las RSF y varias personas fueran asesinadas. Y aún así, los líderes de la SPA no señalaron ninguna salida nueva más que las negociaciones.
La semana pasada, como hemos informado, el movimiento alcanzó su punto más alto cuando la SPA organizó una huelga general masiva. Esta fue la primera huelga general política bien organizada en años y claramente puso la cuestión del poder en la agenda. En todo el país, quedó claro que se había desarrollado una situación de doble poder, con el Estado y la SPA compitiendo por el control. De hecho, todos los ministerios principales seguían al liderazgo de la SPA durante la huelga, al igual que otros sectores como los trabajadores de las aerolíneas, los trabajadores portuarios, etc. La clase obrera y los pobres se habían levantado.
En aquel momento, emitir un llamado a las filas del ejército para organizar y unirse al movimiento, vincular los comités de soldados y trabajadores a nivel nacional y tomar el control de la infraestructura estratégica clave del país, hubiera sido una operación relativamente fácil y podría haber conducido a una transición relativamente pacífica. Las milicias reaccionarias, como las RSF, podrían haber sido fácilmente desarmadas por las masas armadas, respaldadas por los soldados de filas.
En cambio, lo que sucedió fue que la huelga llegó a su fin, y la SPA amenazó con seguirla con otra huelga general. Durante dos meses desde la caída de Bashir, las masas se han movilizado en las calles sin un plan de acción claro. Ante sus ojos, incluso finalmente la organización de una huelga general política muy poderosa y exitosa, no condujo a ninguna beneficio concreto. En tal coyuntura, la desmoralización puede comenzar a arraigarse, en particular entre las capas pequeñoburguesas y las más atrasadas políticamente. Habiendo alcanzado tal punto, o avanzas o das un paso atrás; no puedes quedarte quieto.
¡La revolución debe derrotar a la contrarrevolución!
Como lo explicó León Trotsky en sus Escritos Militares:
«… si las premisas para la revolución están presentes, es decir, si existe una situación revolucionaria, si hay una clase que está interesada en la revolución y que constituye una fuerza decisiva, pero no hay un partido, una organización que pueda liderarla o si este partido es débil, si carece de un plan claro, entonces la situación revolucionaria más favorable puede terminar en un fracaso». (…)
“Una revolución es una combinación de acontecimientos gigantescos, una revolución no puede ser fijada para un momento determinado, no se pueden distribuir roles en ella de antemano: pero cuando se crea una situación revolucionaria, la clase revolucionaria se enfrenta a una tarea práctica: ‘¡tomar el poder!’ (…) Si se deja escapar el momento, la situación puede cambiar radicalmente y la desintegración puede desatarse entre las filas de la clase revolucionaria, con la pérdida de la confianza en su propia fuerza … » (La situación internacional y el Ejército Rojo, IV. Los acontecimientos en Alemania en el otoño de 1923)
Esto es lo que corremos el riesgo de ver ahora en Sudán. El hecho es que, mientras se preparaba la contrarrevolución, la revolución no lo hacía. Hemeti ha pasado los últimos meses construyendo una base política, consolidándola como un enemigo de la revolución, preparándola para la toma del poder. Mientras tanto, ¡la SPA se negó a construir un partido y se declaró una fuerza no política! Hemeti mantuvo el control de las armas, mientras que la SPA se negó a armar a los manifestantes, incluso cuando sabían que se avecinaba un asalto. A la SPA se le presentaron varias oportunidades para tomar el poder, pero no lo hizo. Hemeti intervino de manera decisiva, ejercitando todas sus fuerzas para asestar un golpe decisivo y poderoso contra la revolución tan pronto como vio que era el momento adecuado.
Claramente, el objetivo de los hombres del antiguo régimen es poner fin a la revolución sudanesa, que, en su opinión, la han tolerado durante bastante tiempo. Estaban aterrorizados por el poder de la huelga general, pero también son suficientemente astutos para ver que la revolución había llegado a un punto en el que no sabía a dónde ir a continuación. Ellos vieron su oportunidad y se movieron rápida y decisivamente. La iniciativa pasó de la revolución a la contrarrevolución. Lo hemos visto muchas veces en la historia. La mejor de las oportunidades, como explicó Trotsky, puede perderse.
Uno de los principales generales de Franco en España después de la derrota de la revolución en los años 30 declaró: “Es necesario propagar el terror. Tenemos que crear la impresión de dominio, eliminando sin escrúpulos ni vacilaciones a todos aquellos que no piensan como nosotros ”. Estas palabras explican lo que está sucediendo hoy en día en Sudán.
El poder estaba allí para ser tomado la semana pasada, pero ¿quién estaba allí para levantar esa consigna? ¡La dirección emitió llamamientos para mantener todo «pacífico», desarmando así el movimiento y entregándolo a los carniceros del antiguo régimen que están muy felices de tener esa «paz»!
#Sudan 🇸🇩: this poor little boy was hit in the arm by a bullet of the #RSF.
The Sudanese regime shoots everyone who dares to leave their home. pic.twitter.com/kD7T6IDq93
— Thomas van Linge (@ThomasVLinge) 4 de junio de 2019
Sin embargo, todavía no estamos en el final de la revolución sudanesa. La represión actual podría resultar ser el látigo de la contrarrevolución que incita a la revolución. Lo que suceda en los próximos días mostrará en qué dirección va a ir. También es difícil juzgar el estado de ánimo real sobre el terreno. El internet ha sido bloqueado por el régimen, una medida claramente dirigida a impedir que el movimiento se organice, pero también a detener la difusión de noticias. Hay algunos informes de protestas esporádicas en los barrios de la capital y en otras ciudades, pero también hay informes de que la represión brutal que se extiende a otras partes del país.
Las heroicas y valientes masas de Sudán han demostrado al mundo una vez más, como lo hicieron sus hermanos en Egipto y Túnez en 2011, que los regímenes más despóticos pueden ser derribados una vez que los trabajadores se levantan. Han respondido a los cínicos y escépticos que siempre están dispuestos a señalar con el dedo la «baja conciencia de las masas». Es «baja» hasta que, dialécticamente, se vuelve alta. La ira contenida de las masas tarde o temprano sale a la superficie y, cuando lo hace, parece sorprender a todos. Para los marxistas, sin embargo, no hay ninguna sorpresa, porque miramos muy por debajo de la superficie los procesos moleculares que tienen lugar entre las masas oprimidas.
El punto, sin embargo, es que no es suficiente con que la ira salga a la superficie. Una vez que las masas emprenden el camino hacia la revolución, requieren una dirección que esté a la altura de las tareas planteadas por la situación. Esto falta en Sudán. Y ahora las masas están pagando un alto precio. La contrarrevolución ha golpeado.
Aún no estamos dispuestos a entonar el réquiem de la revolución. Las masas han demostrado una enorme capacidad de recuperación, y aún podrían levantarse y contraatacar. Lo que hay que hacer es dejar de lado todas las ilusiones de que la revolución puede negociar con sus verdugos. Es la victoria de la revolución o la derrota a manos de la contrarrevolución. No hay camino intermedio.