Por: David García Colín
El estallamiento de la huelga en la UAM tomó a muchos compañeros, incluido el sindicato y su dirección, por sorpresa. Creían que está revisión salarial sería rutinaria y no se preparó concientemente la huelga, una vez estallada tuvieron que improvisar. Lo que no supieron valorar es que no estamos en un periodo normal de lucha sindical sino en la mayor insurgencia sindical desde la década de los setenta.
Al SUTIEMS no nos puede pasar lo mismo, debemos preparar las condiciones para la huelga desde ahora pues es poco probable, se use el recurso de la prórroga o no, que vaya a ser una huelga de pocos días.
Muchos trabajadores suponían que un gobierno que asumen como propio y diferente resolvería rápidamente sus demandas y la huelga sería corta y fácil. Pero el gobierno ha respondido de forma diferenciada a los diversos movimientos sindicales dependiendo de dónde sienta más presión y de sus cálculos de austeridad. A la CNTE en Michoacán le resolvió con fuertes recursos dada la combatividad de la coordinadora, a los huelguistas en Matamoros les respondió con «llamados a la responsabilidad y al diálogo» para no «espantar las inversiones» y para las huelgas en las cuatro universidades ha habido silencio cómplice y un brutal tope salarial del 3.3% .
El que las huelgas hayan estallado en una nueva coyuntura de efervescencia y lucha reivindicatica no significa que sean menos duras que antes o se resuelvan de forma más sencilla. Todo lo contrario, el nuevo periodo tan sólo ha desatado las contradicciones acumuladas demostrando la dificultad de obtener conquistas bajo un gobierno reformista que intenta conciliar los opuestos y que se mueve entre el choque de dos ruedas de molino. Así, la huelga del la UAM lleva ya más de un mes sin resolverse y la huelga de la UAAAN ya rebasa los veinte días. En general las huelgas se han enfrentado a un tope salarial del 3.35% que está muy por debajo de la inflación del 2018 (4.8%) o la inflación estimada para este año que ronda el 4%. Hablamos de un escenario de contradicciones entre las esperanzas desatadas, los privilegios de la burocracia “dorada” universitaria y las medias tintas o duplicidades del gobierno que está aplicando la «austeridad republicana» contra la clase obrera.
El tope salarial impuesto por las burocracias universitarios no sólo viola la promesa presidencial de aumentar los salarios por encima de la inflación, sino que tampoco va en sintonía con la propuesta de atacar los privilegios de la alta burocracia -promesa que se ha llevado adelante de forma muy parcial-.
En el SUTIEMS tenemos que preparar la huelga fortaleciendo los lazos solidarios con el movimiento sindical y la actual oleada de huelgas. Es verdad que nuestro sindicato ha estado muy presente en la Nueva Central, las reuniones de dirigentes, la Cnsuecic, las reuniones de solidaridad con las huelgas, el apoyo al SITUAM, etcétera pero debemos marchar masivamente en las próximas movilizaciones de la CNTE en contra de la reforma educativa maquillada que pretenden imponer los legisladores.
Debemos ganar por anticipado a la comunidad a un posible movimiento de huelga, aprovechando tanto el próximo Congreso Académico por la defensa de nuestro modelo como una campaña de mítines y asambleas en los planteles. Debemos cuidar la unidad sindical, las acciones coordinadas por las instancias de decisión del SUTIEMS, pues la división en este momento coyuntural sólo favorece a la patronal.
Estamos a las puertas de la revisión contractual y salarial, debemos sumar a todos los sectores para que haya bases para interinos, intendencia y semiescolar; para que se cumpla el laudo e-6, que haya un plan de recuperación salarial, que se respete el CCT, que se respete nuestro modelo. La huelga no puede tomarnos por sorpresa, debe ser una herramienta a nuestro favor, la debemos preparar desde ahora pues no se dará en un periodo rutinario ni normal. Ni el gobierno ni la patronal nos dará nada que no ganemos con la movilización.