Escrito por: Rob Sewell
Gritos y aplausos de éxtasis estallaron en todo el país cuando llegó la noticia de que Jeremy Corbyn había vuelto a conseguir una victoria decisiva para convertirse en líder laborista, con un mandato incluso mayor que en septiembre del año pasado. 313.209 militantes votaron por él, el 61,8% de los votos, frente al 59,5% del año pasado. Su rival Owen Smith, el candidato de la «unidad», obtuvo 193.229 votos, el 38,2%. La participación fue del 77,6%, en la que tomaron parte 506.438 afiliados y simpatizantes.
Corbyn ganó a Smith en todas las categorías: afiliados, simpatizantes registrados, y afiliados a sindicatos. Obtuvo el apoyo del 59% de los afiliados con derecho a voto (10 puntos más que el año pasado), del 70% de los simpatizantes registrados y del 60% de los afiliados a sindicatos. Este resultado constituyó un rotundo respaldo a Corbyn y un duro golpe a la derecha laborista.
El movimiento de masas detrás de Corbyn
Recordemos que la victoria de Corbyn tuvo lugar a pesar de una feroz batalla del Establishment, dentro y fuera del partido, para quitarle el puesto. Se le tiró de todo en una campaña amarga. 130.000 afiliados nuevos fueron excluidos de la votación. Decenas de miles fueron suspendidos – e incluso expulsados – para evitar que votaran. A pesar de esto, ¡Corbyn incrementó su mayoría!
El ala de derechas en el grupo parlamentario del Partido (PLP) nunca aceptó su primera victoria hace un año y de inmediato trabajó para derrocar su mandato. Esta campaña culminó en el golpe derechista de hace unos meses, donde el 80% de los parlamentarios laboristas votaron a favor de una moción retirándole la confianza a Corbyn. Movieron cielo y tierra para deshacerse de él. Sin embargo, sus esfuerzos les han golpeado ahora en la cara.
La votación no fue ninguna sorpresa dados los sentimientos pro-Corbyn en las bases. Al final, Owen Smith demostró ser un perdedor. Esto demuestra la debilidad de la derecha dentro del Partido Laborista. Habían perdido el control del partido con la victoria de Corbyn, conforme cientos de miles se unieron al Partido Laborista para defender y apoyar a Corbyn. El partido casi ha triplicado su militancia desde las elecciones generales de mayo de 2015.
Corbyn ciertamente ha fortalecido su posición dentro del partido, especialmente entre los nuevos afiliados. Como ha señalado un comentarista, tiene un apoyo masivo como ningún otro líder del partido en la historia. Tal victoria no debe ser desperdiciada sino que debe ser utilizada para transformar el Partido Laborista en un partido de masas, socialista y combativo.
Unidad – ¿sobre qué base?
Por supuesto, ha habido llamamientos inmediatos para que el derechista PLP se una detrás de Corbyn. Todas las agrupaciones locales del Partido Laborista serás presionadas el próximo mes para esto. Lo que debe exigirse es que la absoluta deslealtad del PLP tiene que terminarse. Ha sido el continuo apuñalamiento por la espalda de los diputados derechistas del partido, que han recibido el pleno apoyo de los medios de comunicación, lo que ha minado el apoyo al partido. Estos diputados deben aceptar el mandato dado a Corbyn o renunciar.
Está claro que la derecha del partido ha sufrido un duro golpe. Se han estrellado la cabeza contra la pared. Muchos parlamentarios derechistas, deliberadamente, se han mantenido alejados de la Conferencia Laborista, a sabiendas de que de nada les valía esconderse. Ellos están lamiéndose las heridas, incluso hablando de «unidad» y de «escuchar». Stephen Kinnock, que ha sido un opositor vociferante de Corbyn, le envió un mensaje de texto de felicitación tan «dulce como una navaja», para usar las palabras de Dylan Thomas. Una parte de ellos habrá visto cómo sopla el viento y mostrará ahora «lealtad». Pero, en realidad, simplemente estarán esperando el momento oportuno. Algunos volverán al Gobierno en la Sombra [El equipo de apoyo a Corbyn en el parlamento, NdT]. Otros se negarán con una sonrisa hambrienta. La derecha nunca renunciará a su esperanza de cambiar las tornas. Tirándose de los pelos, hablan de establecer una nueva organización en el PLP – un «partido dentro del partido» – para guiar y coordinar sus acciones. Pero lo cierto es que han recibido una paliza brutal.
Las batallas que se avecinan
Por supuesto, tienen un gran problema: la militancia laborista, que ha rechazado de manera decisiva el Blairismo y las políticas de la derecha del partido, y está buscando afanosamente una auténtica alternativa, que ven en Jeremy Corbyn. Es muy probable que el número de afiliados siga creciendo, lo que significa que la base para la derecha seguirá reduciéndose. Los cambios en las circunscripciones impulsarán conferencias de selección a nivel local en las que la derecha será desafiada. No podrán evitar esto, pese a las peticiones a Corbyn, quien está a favor de la democracia y de que la militancia tenga algo que decir. Cuando esto suceda, todo estallará. La idea de que la derecha va a conformarse y aceptar este giro hacia la izquierda es una fantasía.
Como comentó el Financial Times, apretando los dientes: «Jeremy Corbyn ha emergido como dirigente laborista, reafirmando el control de la extrema izquierda sobre uno de los partidos políticos más antiguos de Gran Bretaña». La clase dominante está alarmada por este avance de la izquierda y hará todo lo posible para detenerlo.
El ala derecha es una Quinta Columna de las grandes empresas dentro del laborismo. Son arribistas como sus homólogos de los partidos capitalistas. Ellos saltarán del barco cuando llegue el momento. Gran Bretaña se dirige hacia aguas desconocidas. Los Conservadores, a pesar de su imagen renovada, se dirigen a una ruptura por las negociaciones sobre el Brexit. Las divisiones en el gabinete Conservador ya se pueden ver. Esto es simplemente un anticipo. Con una nueva crisis económica, la escena estará preparada para el momento decisivo de unas elecciones generales. En ese momento, el Establishment capitalista puede ordenar a la derecha del Partido Laborista que se escinda para impedir que Corbyn llegue al poder.
Por mucho que se hable de «unidad», las divisiones entre los afiliados y el derechista PLP son insalvables. La lucha por democratizar el partido debe ir de la mano con la lucha por una política socialista audaz para responder a la crisis del capitalismo.
Estamos en tiempos interesantes. La victoria de Corbyn significa que el genio ha salido de la botella. No hay vuelta atrás. La lucha ahora continúa por cambiar la sociedad.