Por David García Colín
La reactivación de la movilización de la CNTE, justo en estos momentos, no es casualidad. Es una lucha que se inserta en la coyuntura electoral. No es una movilización para que el difunto gobierno de Peña derogue la reforma educativa -cosa que nadie cree que vaya a suceder-, sino para garantizar que lo haga el próximo gobierno. El movimiento de AMLO y la CNTE marchan cada uno por su propio carril y lógica -la CNTE es una organización independiente a Morena- , pero ambos son parte de un proceso que se cataliza mutuamente.
La movilización radical de la CNTE es la verdadera garantía contra el fraude o contra las presiones a la derecha de un gobierno de Morena. No existen dudas de que si se consuma el fraude más escandaloso de la historia de nuestro país, la CNTE estará en la primera línea de batalla, será parte de la columna vertebral de ese «tigre» a punto de despertar. Por esto los simpatizantes de base de Morena tienen la obligación de ser simpatizantes de la CNTE.
Si AMLO, a pesar de todo, resulta ganador, la CNTE se movilizará de inmediato -ya lo está haciendo con esta perspectiva- para obligar a aquél a cumplir con su promesa de derogar la odiada reforma. Entonces la movilización independiente de la CNTE es una herramienta para que el cambio de gobierno no sea otro fraude. Una vez más los simpatizantes de Morena deben solidarizarse con los profesores.
Y cuando la reforma caiga- y no dudamos que la CNTE lo va a lograr- se desatará una andanada de luchas reivindicativas de otros sectores del pueblo que querrán echar abajo todas las reformas estructurales y lograr sus demandas históricas. Viene una avalancha histórica y la CNTE la está comenzando.
Es un hecho que la lucha de clases se expresará y potenciará con el proceso electoral, esto ya está sucediendo. Se trata de una refutación a los sectarios imbéciles para los cuales da lo mismo un gobierno del Prian o el arribo de AMLO, como si para las masas fuera lo mismo. Pero sólo los enfermos mentales no se dan cuenta que la imposición de un gobierno del Prian sería en la forma de una dictadura militar -o cívico militar- que sólo podría imponerse a sangre y fuego. Un triunfo de AMLO, por el contrario, sería el escenario de movilizaciones masivas de todos los sectores del pueblo por hacer que un gobierno, que muchos creerán suyo, cumpla con las expectativas de cambio.
Este escenario de lucha masiva es el único terreno donde se puede crear una verdadera alternativa anticapitalista y socialista para la clase obrera. Fuera del movimiento real de las masas en lucha no existe nada, los partidos «revolucionarios» de tres hombres y un perro, que se mantengan al margen de la «farsa electoral», son como las pulgas insignificantes de la historia. Nadie los va a tomar en cuenta. Lo que necesitamos es participar en el movimiento desde una posición de principios, marxista y socialista.