Escrito por: Gustavo Castillo
Delegaciones del Magisterio de Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Durango, Ciudad de México, entre otras, se reunieron para trazar la ruta a seguir en esta nueva etapa de lucha contra la Reforma Educativa.
Este sexenio trajo para la CNTE una de las pruebas más crudas que ha vivido desde aquel 2006, año en que la comuna Oaxaqueña (APPO), demostró que, con la iniciativa revolucionaria de las masas y una buena dirección, se puede prescindir de los administradores estatales y de sus medios de comunicación. En aquella ocasión los maestros de la sección 22 del SNTE-CNTE, se pusieron a la cabeza del movimiento, sin embargo, el aislamiento y la represión acabo por desmantelar este bello ejemplo de combatividad y heroísmo. El capitalismo continuo con su sangrienta explotación, y el 2013 trajo a nuestra puerta la Reforma Educativa, que ha terminado con la mayoría de las prestaciones sociales del magisterio y que ha despedido a más de 15 000 maestros en todo el país. Sin embargo, este monstruo ha encontrado la resistencia de la CNTE a lo largo y ancho del país en diversos momentos desde su promulgación a la fecha.
Un recuento breve
El 2013 inauguró una nueva época para la lucha de clases en el sector de la educación, el movimiento #YoSoy132 que se batió en las calles contra la imposición de Enrique Peña Nieto, culminó de manera dramática el 1ro de diciembre en San Lázaro, por lo menos 3 muertos y decenas de detenidos fue su costo. El gobierno que llegó con un fraude electoral y comprando masivamente el voto a los pobres, no tardó en mostrarnos sus “democráticas” intenciones: el 25 de febrero del 2013, el Ejecutivo Federal promulgó la Reforma Educativa y fue publicada al día siguiente en el Diario Oficial de la Federación. Así, uno de los batallones más importantes de la clase trabajadora mexicana salió a la escena; con sus huelgas y plantones, la CNTE amagó al gobierno de EPN para que desistiera de su reforma, llenó el zócalo de la ciudad con miles de casas de acampar, miles de maestros del país se dieron a la tarea de echar abajo la reforma, luchar hasta las últimas consecuencias. A pesar de esta resistencia heroica la represión acabó por desarticular el movimiento, los maestros democráticos se prepararon para una resistencia a largo plazo. Año con año se abrieron las mesas de negociación con el gobierno federal, la táctica de la coordinadora mostraba que la disciplina de su militancia estaba preparada para una batalla en la que no había conciliación, salvo la derogación de las nuevas leyes del servicio profesional docente. Fueron duros encuentros contra el poder Estatal. El 2016 fue quizás, el punto más álgido de estas batallas: Nochixtlán, se caracterizó por llevar al gobierno al borde de la bancarrota, a una situación prerrevolucionaria en uno de los estados más combativos del país.
Semanas antes de aquel acontecimiento el magisterio había comenzado una jornada de lucha contra la reforma educativa, la policía federal tomó por asalto el edificio del IEEPO, que estaba bajo la administración de la CNTE, y esto agudizó aún más las contradicciones entre los maestros y el gobierno. Muestras de solidaridad se vieron de todos tipos y tamaños, luego de semanas de lucha el gobierno federal mandó a sus reservas desde la ciudad, a su paso, los esbirros del capital solo encontraron resistencia. El aviso de que autobuses llenos de granaderos se dirigían rumbo a la capital de Oaxaca llegó al corazón de las bases magisteriales y a sus comunidades rurales -donde todos los días realizan sus labores en escuelas improvisadas y sin recursos-. Reaparecieron las barricadas, el fantasma de la APPO llenaba de temor al gobierno de Gabino Cue y la sección 22 del magisterio estaba por escribir una de sus páginas más importantes.
En un artículo fechado con el 25 de Julio de 2016 comentábamos lo siguiente:
“Lo que vivimos en Nochixtlán fue una revolución en pequeño, un ambiente insurreccional que terminó en una local guerra civil. Esta lucha arrastró a amplias capas de la población, incluyendo a sectores no politizados. Uno de los muertos, Jesús Cadena Sánchez, de 19 años, era un joven catequista que gustaba de jugar futbol en el Chelsea de Nochixtlán y levantarse tarde los domingos. Murió de una bala de la policía que le perforó la vejiga y le salió por el glúteo izquierdo.” (Márquez, 2016)
Si bien, el movimiento de masas dio una demostración de fuerzas muy importante -en la capital, el MORENA convocó a una manifestación donde acudieron cerca de medio millón de personas- las mesas de negociación entre la Dirección Política Nacional de la CNTE y el gobierno de Peña Nieto no dieron los resultados esperados.
La lógica sindical y la lucha política
La CNTE es una de las organizaciones de masas más importantes del país, sus bases son las más combativas del continente Americano, y su lucha en defensa de la educación pública es un referente a nivel mundial. Sin embargo, y a pesar de su compromiso con la lucha de los oprimidos, existe un elemento que frena su avance. Una organización sindical, cuenta con un programa de reivindicaciones económicas establecidas en el marco del actual modo de producción, que se encuentra mediado por la ganancia de los dueños del capital: mejoras salariales, seguridad social, días económicos, permisos, etc. Cuando las condiciones objetivas de la lucha de clases lo permiten, este programa puede cumplirse. Mediante una huelga, los trabajadores pueden arrancar a los patrones esta serie de demandas económicas tan necesarias para su supervivencia. Sin embargo, esto tiene un límite.
En periodos de bonanza, el capital se permite dar ciertas concesiones que elevan momentáneamente el nivel de vida de los trabajadores, son épocas de aparente calma, pero cuando la crisis aparece todo se revierte. En México la crisis del capitalismo mundial se presentó por una reducción drástica del poder adquisitivo de la población en las últimas décadas, las reformas estructurales de EPN se pensaron y formularon para rescatar al capital de esta crisis, y la cuenta del rescate está cargada a los bolsillos de los trabajadores. La contradicción se encuentra en que el programa económico y la lucha sindical por sí misma es incapaz de plantear de manera consciente este problema, y se debe a que la solución a esto va fuera de sus límites. La única forma de revertir la crisis del capitalismo y echar abajo las reformas estructurales, es derrocando al gobierno actual y planificar la economía de manera democrática.
Una mesa de negociación con el gobierno puede llegar a acuerdos importantes, pero no llevará a que los gobernantes se pongan una soga al cuello y salten al vació. Esto solo puede conseguirse mediante la lucha política abierta y franca. Por esto es necesario que existan corrientes políticas dentro de los sindicatos que abran estas discusiones, y que lleven a los trabajadores el programa del Marxismo, que ha planteado que la única manera de acabar con la explotación se encuentra en la vía de la revolución socialista.
La lucha que se avecina
León Trotsky –revolucionario marxista, dirigente de la revolución de octubre en Rusia junto con Lenin- escribió que “En la escuela histórica de los conflictos violentos y de las derrotas crueles se elaboran los primeros principios cuya adopción ha de determinar la victoria revolucionaria.” La dirección política de la CNTE planteará una nueva jornada de lucha, un Paro Nacional para las próximas semanas, y se enmarcará en las campañas electorales que al momento están arrastrando a una buena capa de sus bases al voto por MORENA, existe una posibilidad muy concreta para aprovechar la coyuntura. El único candidato que ha dicho que echará para atrás la reforma educativa es AMLO, que muy a pesar de sus nexos con la derecha y los empresarios del país, ha expresado su deseo de que se reinstalen a los maestros despedidos y se abra paso a una nueva reforma apoyada en los maestros. La escuela de las derrotas crueles debe de enseñarnos lo necesario que es un programa político –o al menos una consigna política- en un momento concreto como este, en el que una definición puede costar que la dirección política de la CNTE se aleje de sus bases o llevarlas por el camino correcto a la victoria revolucionaria.
Los trabajadores demostrarán una y otra vez su vigor en la lucha contra el capital, y la victoria depende –en última instancia- en la dirección revolucionaria del movimiento. Los sindicatos son muy importantes para la lucha de los trabajadores, para la lucha decisiva es necesario de una organización de cuadros políticos profesionales armados con las ideas de Marx, Engels, Lenin y Trotsky. La lucha por el socialismo es hoy más necesaria que nunca, el capitalismo está acabando con las conquistas del movimiento obrero y no se detendrá ante nada. En esta coyuntura nuestra alternativa es luchar, en las urnas y en las calles.