Escrito por: Florian Keller, Der Funke Austria
El sábado 13 de enero, decenas de miles se manifestaron contra el nuevo gobierno austriaco del conservador ÖVP y el nacionalista de derecha FPÖ en lo que se llamó una «bienvenida de año nuevo para el nuevo gobierno».
Ya se habían producido grandes protestas el día de la toma de posesión del nuevo gobierno firmemente conservador de Austria .Y el gobierno tampoco perdió tiempo, adoptando inmediatamente una serie de contrarreformas en su agenda. La primera de ellas consistirá en una contrarreforma de los derechos de los trabajadores y las prestaciones de desempleo al estilo de la reforma «Hartz IV» en Alemania a principios de la década de 2000, con el objetivo de obligar a los trabajadores desempleados a aceptar cualquier trabajo ofrecido, mientras que las condiciones de trabajo y los salarios continúan empeorando.
Este es el plan de la burguesía y su gobierno para preparar al capitalismo austríaco para la próxima crisis: obtener una «ventaja competitiva» en los mercados internacionales a expensas de la clase trabajadora a través de costos de mano de obra más baratos. Para lograr este objetivo, el gobierno está utilizando toda su maquinaria. Votaron un programa racista que usa ataques demagógicos contra refugiados, musulmanes y «extranjeros que no estén dispuestos a asimilarse» y una retórica de «los austriacos primero», y ahora anuncian sus intenciones de abrir el mercado laboral para ciudadanos de fuera de la UE, especialmente en turismo y el sector de la construcción. Este es un claro intento de reducir los salarios y las condiciones de trabajo en estos sectores, y muestra de qué se trata toda la demagogia racista: ¡dividir a la clase trabajadora para que los capitalistas puedan obtener grandes beneficios sin que la lucha obrera los moleste!
Para tranquilizar a su base de apoyo y desviar la atención de estos ataques, los ministros del FPÖ hicieron una serie de declaraciones racistas y provocativas en los medios, como el vicecanciller Heinz-Christian Strache, que quería prohibir que los refugiados salgan de noche; o el Ministro del Interior Herbert Kickl hablando de la necesidad de ‘concentrar’ a los refugiados en un solo lugar. El ministro de Bienestar Social, que también es del FPÖ, negó rotundamente en varias ocasiones que hubiera un ataque contra los desempleados antes de ser corregido por otros ministros.
Ya es evidente después de un solo mes en el poder, cómo el apoyo al derechista FPÖ entre los trabajadores y los desempleados es muy inestable. Aunque esto no se muestra en la superficie por el momento debido a la falta de una alternativa creíble, la principal razón del éxito de la derecha. Y a todo esto se le suma la perspectiva de nuevas alzas de tasas de matrículas y más contrarreformas para el sector educativo, lo que está movilizando a una capa de jóvenes contra el gobierno.
Bajo estas circunstancias llegó el día de la manifestación, convocada por una coalición de izquierda hace un mes como «Bienvenida de año nuevo para el nuevo gobierno». Después de las protestas de día de la toma de posesión, los medios predijeron que «hasta 10.000 personas» se manifestarían contra el gobierno, un escenario para el cual la policía se preparó. Claramente calcularon mal. Es imposible dar un número exacto de las personas que asistieron a la manifestación, en parte porque muchas personas se unieron y dejaron la protesta durante la tarde y la noche. La policía calculó 20.000, un número que los grandes medios de comunicación tomaron ansiosamente. El número dado por los organizadores fue de 70.000, lo cual es mucho más cercano a la realidad. Cuando los últimos manifestantes partieron del punto de salida, ¡los primeros estaban casi en el punto final, a más de dos kilómetros de distancia!
El estado de ánimo en la manifestación era muy entusiasta. Después de un largo tiempo de letargo en la lucha de clases y sin grandes movilizaciones en las calles, fue un claro paso adelante tener esta manifestación, que probablemente fue la más grande de Austria en 15 años. Esto se logró sin la movilización de las grandes organizaciones de la clase trabajadora. La dirección del sindicato, aunque critica con el gobierno, apuesta por «negociaciones» en lugar de una lucha combativa, El socialdemócrata SPÖ, después de haber sido expulsado sin ceremonias del gobierno, intenta canalizar el creciente descontento, pero en la forma de una «oposición leal» que critica, pero acepta fundamentalmente, que ahora la derecha está en el poder.
Solo en el último momento y después que se hizo evidente que vendrían muchas más gente de la que se esperaba, los líderes regionales del PS en Viena decidieron llamar también a la participación. En contraste con ese enfoque pasivo, muchos activistas sindicales marcharon por su propia cuenta, y también las «organizaciones juveniles rojas» estuvieron a la vanguardia de la movilización para la manifestación. Pero el aspecto más importante de la manifestación fue la gran participación de personas no organizadas, en gran parte jóvenes, y muchos trajeron sus propios carteles y pancartas para desahogar su ira contra el nuevo gobierno; en realidad, inundando a la izquierda organizada, así como a las ONG y a los verdes liberales, que también estaban participando.
Los marxistas de Der Funke (CMI Austria) también nos movilizamos con gran energía para el éxito de esta manifestación, especialmente en los institutos donde repartimos nuestra propia propaganda. En la manifestación, vendimos aproximadamente 370 copias de nuestro periódico con el titular «Comenzar la lucha, ni un paso atrás». También formamos nuestro propio bloque con el lema «Abajo el negro-azul [los colores del gobierno], lucha por el socialismo», que estuvo muy bien organizado, visible y audaz. Durante toda la manifestación, los camaradas gritaron en voz alta «Viva la solidaridad internacional», » La solución, La revolución», y muchas otras consignas. Nuestro claro enfoque revolucionario y de clase atrajo a bastantes personas que se unieron a nosotros durante todo el camino, algunos mostraron interés en asistir a reuniones futuras y unirse a nuestra tendencia. En total había alrededor de 150 personas marchando en nuestro bloque.
Austria, después de una larga pausa en el movimiento, se está poniendo al día con la situación en muchos otros países, donde la crisis del capitalismo y las políticas de austeridad que se derivan de ella están produciendo una reacción masiva de la clase trabajadora. Pero como las organizaciones de masas tradicionales todavía están atrapadas en el «pacto social» y la colaboración de clases, este proceso se extenderá, con muchos altibajos. Pero esta manifestación fue un éxito importante y seguramente inspirará y servirá de modelo para futuras movilizaciones. Muchos trabajadores y jóvenes de izquierda por primera vez en años pudieron ver y sentir que no están aislados. La dinámica está cambiando. Los camaradas de la CMI en Austria utilizarán esta nueva situación para luchar enérgicamente por las ideas del marxismo, para ganarse a los trabajadores y jóvenes más radicales en la lucha, con la perspectiva de una revolución socialista. ¡Únete a nosotros en esta lucha!