Escrito por: Ubaldo Oropeza
El 16 de agosto comenzaron las negociaciones para la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norte América. Este nuevo capítulo en las relaciones económicas y políticas de México con EEUU y Canadá, ha sido una exigencia del presidente de los EEUU Donal Trump, quien, desde su campaña a la presidencia, dijo en más de una vez, que el TLC es desfavorable para su país por la balanza comercial tan desfavorable para con México, por la pérdida de miles de empleos e inversión en los Estados Unidos.
También esta renegociación es un peldaño más de lo que pasa a nivel internacional, el fortalecimiento de medidas nacionales y el resquebrajamiento de bloques comerciales, dado la crisis internacional del capitalismo en los diferentes países, que buscan salir de sus crisis poniendo por encima los intereses de sus burguesías nacionales. Como muestras de este proceso podemos tomar al Bretxit, con el cual, Gran Bretaña sale de la Comunidad Europea, las medidas que se vienen implementando en los diferentes países, particularmente americano y europeo contra las mercancías chinas, etc.
Trump dice que la balanza comercial es totalmente desfavorable para los EEUU, las exportaciones son menores que las importaciones. Esta afirmación no dice nada del contenido, es cierto que de México salen cientos de miles de mercancías que son exportadas para el vecino del norte, pero éstas son de capitales americanos que solo utilizan a los obreros mexicanos para armar sus productos. Al final la ganancia es para las trasnacionales y capital imperialista.
Una de las primeras medidas que ha tomado la presidencia americana es amenazar a empresas con inversión en México para que se retiren de aquí y regresen a EEUU. Y ya hay efectos. Se les ha dicho que de seguir con sus inversiones en tierras mexicanas sus mercancías de importación serían tasadas hasta con un 35% al entrar a territorio norteamericano. Además promete que si regresan les serán condonados impuestos y habrá una política de estímulo fiscal.
Los encargados de abrir esta primera ronda de negociaciones son el Secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, Robert Lighthizer, representante comercial de los EEUU y por parte de Canadá, la ministra de Asuntos Exteriores, Chrystia Freeland. Habrá 30 mesas paralelas para tratar los 20 capítulos de los que consta el Tratado, y se busca agotar la discusión el 20 de agosto.
Otros personajes más de la política mexicana estarán participando en las mesas de negociación. Llama la atención que también está viajando con el equipo el Consejo Consultivo para Negociaciones Internacionales del Sector Privado ( CCNISP) el cual está conformado por las diferentes cámaras empresariales del país, como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (Comce), entre otras más.
Ha habido cientos de reuniones donde grandes y medianos empresarios se han sentado a dialogar con autoridades norteamericanas para tratar de ver cuáles son los puntos que se tienen que renegociar. El gobierno mexicano ha dicho que el hecho de que Trump no haya planteado la ruptura del TLC sino la negociación, ya es una ganancia. Esto es bastante ejemplificativo sobre el papel que juega la burguesía mexicana, y el gobierno, con respecto al imperialismo americano.
Lo que está encima de la mesa
Según los medios oficiales, hay más de 100 objetivos que EEUU plantea para renegociar el TLC, dentro de esos, son 4 los que más rispidez y polémica levantan. El primero y más complicado es el definí de la balanza comercial entre México y EEUU, el cual, este último calcula en 64 mil millones de dólares, el cual quiere reducir a 11 mil millones de dólares.
Aunque no se habla la forma en como revertir este déficit estadounidense, es clara la forma en que se va a buscar hacerlo: cobrar impuestos a mercancías que egresen de México y Canadá a EEUU, mientras las importaciones estadounidenses puedan pasar sin impuestos, esta media busca que se compren una masa mucho mayor de mercancías elaboradas en EEUU. Además de esto presionar, como ya se está haciendo, a empresas que invierten en México, para que saquen sus inversiones y se vayan a EEUU. Las empresas que mantengan inversiones de México serán obligadas a comprar más piezas que contengan mano de obra americana. Presionar al gobierno mexicano para subir los salarios para que la competencia de mano de obra sea un poco más equilibrada con respecto a los salarios americanos (esta medida va en contra de toda la política económica del gobierno mexicano de los últimos 30 años, la cual consta en mantener un salario raquítico para que el nivel de compra sea bajo y evitar el “sobrecalentamiento e inflación baja).
El segundo punto es sobre las controversias. Ahora hay un mecanismo trilateral en el que se pueden resolver los problemas derivados del tratado comercial. Los EEUU lo que busca es que esta forma de resolver los desacuerdos desaparezca y que quien pueda resolverlos sean las instancias americanas, es decir, volverse el juez de cualquier problema que pueda surgir en las relaciones económicas o políticas que se desprendan del TLC. Trump quiere tener en las manos todo lo que concierne a cualquier problema que pueda surgir en este nuevo proceso.
Otro de los puntos a tratar, interesantes, es el comercio electrónico de la zona, los estadounidenses buscan que los impuestos de importaciones por medio electrónico sea mayor. Ahora mismos México cobra impuestos a cualquier compra mayor de 50 dólares, Canadá mayor de 20 dólares (en EEUU solo a partir de 800 dólares se cobra impuestos).
Otro punto bastante ríspido es la situación de la agricultura, donde el gobierno americano lo que plantea es que se eliminen las barreras arancelarias en lo que refiere al agro. Este punto en particular ha sido desastroso en México y ahora los EEUU quieren extender esta misma política a Canadá.
Lo que ha significado el TLC
El TLC significó aceptar el papel de México como colonia americana, destruyendo la industria nacional y el campo; aceptando la importación de todo lo que a los imperialistas americanos les sobrara, abriendo de par en par el país a las inversiones ventajosas de las grandes trasnacionales. Ahora que el gobierno americano ha planteado que esa política ya no le satisface y quiere ponerle fin, el gobierno mexicano pide como favor que México siga siendo colonia de la vieja forma, y anota como victoria que se mantenga la negociación.
En términos políticos también hay exigencias, por ejemplo, el seguir al pie de la letra la política anti migrante que el gobierno de EEUU tiene con respecto a Centroamérica –que esto de por sí ya se aplica al pie de la letra- . Que se siga impulsando la “cooperación” en la lucha contra el narco, en este caso se plantea el que las decisiones fundamentales con respecto a los aspectos militares se tomen de forma bilateral, en términos generales, someter aún más al gobierno mexicano con respecto a las necesidades políticas y económicas del imperialismo americano. Por supuesto que estas medidas serán aceptadas por el gobierno mexicano.
La renegociación va a ser totalmente desfavorable para los más pobres, los trabajadores, los campesinos, etc., la salida no es seguir entregando los recursos al imperialismo, sino retomar las riendas de la economía bajo la nacionalización de las palancas fundamentales de la economía (banca, carreteras, minas, electricidad, petróleo, grandes tiendas comerciales, tierras de latifundistas o grandes empresas trasnacionales) reorganizar la economía bajo un plan nacional, que resuelva los problemas más importantes, como el hambre, la falta de vivienda, salud, educación, infraestructura; para que esto se logre, no solo se necesita la intervención directa de todo el pueblo, sino de los trabajadores norteamericanos dando la batalla por echar a su burguesía del poder, solidarizándose con las causas de sus hermanos mexicano; se requiere una política internacionalista.