Escrito por: Quique Revo
No acaba de cerrar la herida generada por la desaparición por parte del estado de 43 estudiantes de la normal de ayotzinapa, cuando a principios de mayo se encuentra una fosa con más de 150 cuerpos, las fosas fueron encontradas debido a que en el 2014 Oliver Wenceslao Navarrete Hernández, fue secuestrado por un grupo armado en Cuautla, Morelos y su familia emprendiera su búsqueda por sus propios recursos, ya que la procuraduría del estado de Morelos, como en todos los casos de secuestro, está vinculada con los narcotraficantes o es omisa ante cualquier hecho que involucre al crimen organizado, el cuerpo fue encontrado y las autoridades forenses decidieron, a pesar del reconocimiento del cuerpo de Oliver por parte de su mamá, enviarlo a la fosa común, esta acción destapo la cloaca en la cual las autoridades de Morelos envían todos los cuerpos a una fosa común sin seguir los protocolos correspondientes de identificación de cuerpos y notificación a sus familiares.
Al estado mexicano y a sus instituciones infiltradas por el narcotráfico no les basta con secuestrar y desaparecer a estudiantes, campesinos, comerciantes y pueblo en general, si no en estos días también, les quita el derecho de poder enterrar a sus familiares y de saber que paso con los desparecidos.
Es de todos sabido que en la mayor parte del Estado de Morelos muchos grupos armados vinculados al narcotráfico controlan vastas regiones y que el actual gobernador perredista solo le interesa arrastrarse al gobierno priista, es decir, atacar a los sectores democráticos que se movilizan en contra de las políticas de despojo de tierras como es en el caso de los pobladores de Texoloc donde se envía a miles de policías a despojar de sus tierras a los pobladores.
Morelos es una muestra de cómo el estado mexicano en su conjunto se vuelve un cuerpo compacto e inconfundible con el narcotráfico, y como el estado reprime con todas sus fuerzas los movimientos en defensa de sus tierras y contra el despojo o a los maestros que se oponen a que se les roben sus derechos laborales.
Es realmente indignamente como una parte de las autoridades de Morelos indican que hay 150 cuerpos y otra parte del gobierno indica que hay 115 cuerpos, es una falta de respeto a la gente que han perdido a sus familiares, todos estos hechos muestran como el estado ve a las personas como meros números y que no le interesa la vida humana.
Estos hechos son síntomas de la descomposición del estado capitalista mexicano y nos muestra que no tiene las capacidades de ofrecerle nada a los trabajadores, es impresionante como los gobernadores como en el caso de Morelos se vuelven prácticamente los nuevos ricos de los Estados donde gobierna y como muchos son sobornados y cooptados por el narcotráfico: para la siembra y tráfico de drogas, así como, para permitir actos como el secuestro, el robo y la extorsión.
En la mayoría de los estados los gobernadores junto con el gobierno federal han convertido bonitos estados en verdaderos infiernos debido a que han permitido que se robe, se secuestre que se viole sin ninguna consecuencia porque estos actos dejan millonarios recursos que una buena parte van a parar a su bolsillos.
La solución a esto no es más policías ni más ejercito si no el pueblo en armas a través de comités democráticos elegido por la comunidad para que cuidan a sus pobladores en contra del estado mafioso y su sicarios.