Rosa Luxemburg (1871-1919) encarna un símbolo de cambio social radical y la defensa de la teoría marxista. Su existencia personificó una dedicación constante a la cruzada por la equidad social, los derechos de los trabajadores y la emancipación de los grupos subyugados. La inteligencia, el coraje y su habilidad para motivar a otros, de Luxemburg, tuvieron un impacto duradero.
Infancia y formación intelectual
Nacida el 5 de marzo de 1871 en Zamość, Polonia, entonces bajo el dominio del Imperio Ruso, Rosa Luxemburg creció en un hogar judío de clase media. Desde joven, mostró una personalidad indomable y una profunda sensibilidad ante las injusticias sociales. En su adolescencia, se involucró en grupos políticos clandestinos, a pesar del peligro que representaba el duro régimen zarista.
A los dieciocho años, para evitar la marginación política, se mudó a Zúrich, Suiza, y estudió filosofía, historia, ciencias económicas y ciencias políticas en la universidad. Su tesis doctoral El desarrollo industrial de Polonia fue pionera en el análisis del sistema económico nacional desde una perspectiva marxista, demostrando su agudeza analítica y la relevancia del marxismo.
Militancia política
Rosa Luxemburg se unió al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), la facción más importante e influyente de Europa en ese período, y rápidamente ascendió a una posición destacada entre sus principales pensadores y líderes. Luxemburg cuestionó la postura moderada del SPD, argumentando que el “socialismo requería una insurrección del proletariado, no ajustes incrementales a la estructura capitalista”. Esto posteriormente fue redactado en uno de los documentos más relevantes de la teoría marxista Reforma o Revolución, mismo que la posicionaría como una fuerza relevante para la construcción del socialismo.
Analizando los acontecimientos revolucionarios de Rusia en 1905, un aspecto influyente de su panorama conceptual marxista fue la propuesta de las manifestaciones y huelgas masivas como un mecanismo central en la lucha por la hegemonía de clase; asegurando cambios económicos y fomentando la conciencia política de la clase trabajadora para sentar las bases de una revolución social.
Rosa Luxemburg y la Primera Guerra Mundial
Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914, numerosas facciones socialistas en Europa, incluyendo el SPD, apoyaron a sus respectivas burguesías y votaron a favor de financiar el conflicto. Luxemburg, junto con otros disidentes como Karl Liebknecht, se opusieron firmemente a esta decisión, considerando el conflicto como una sangrienta confrontación entre naciones imperialistas que ignoraba los intereses del proletariado.
Como respuesta, ayudó a formar la Liga Espartaquista que se convertiría en el Partido Comunista de Alemania.
Por su oposición a la guerra, Luxemburg fue encarcelada varias veces durante el conflicto. A pesar de su encarcelamiento, continuó estudiando y analizando las dinámicas entre las diferentes clases sociales, el impacto del imperialismo, el papel contrarrevolucionario del reformismo y el movimiento por el cambio social.
La Revolución alemana y el trágico final
Tras el fin de la Gran Guerra en 1918, Alemania se sumió en una crisis política y económica que desembocó en la Revolución alemana. Rosa Luxemburg y los espartaquistas jugaron un papel crucial en este proceso, impulsando la formación de un estado socialista basado en consejos de trabajadores (el equivalente a los soviets rusos).
A pesar de la fuerte resistencia, la revolución generó preocupación entre los conservadores y socialdemócratas, temerosos de perder su influencia política. En enero de 1919, Luxemburg y Liebknecht encabezaron la fallida Rebelión Espartaquista en Berlín, un levantamiento que intentaba derrocar al gobierno provisional. El 12 de enero, se dió una huelga que buscaba tomar el poder en un estado proletario de Alemania “el Levantamiento Espartaquista”, aunque en realidad la Liga Espartaquista no la convocó ni la dirigió, aunque sí formó parte.
El error de estos dos grandes revolucionarios fue no preparar con años de antelación el partido de cuadros que educara a los militantes para la revolución, como lo hizo Lenin con el Partido Bolchevique.
El 15 de enero de 1919, Luxemburg y Liebknecht fueron capturados y asesinados brutalmente por paramilitares aliados con el gobierno socialdemócrata. A ella, uno de los paramilitares le rompió el cráneo con la culata de su rifle, con la sangre brotando de su herida, la metieron a un auto, donde fue abatida a tiros y arrojada al canal Landwehr de Berlín.
Legado
Rosa Luxemburg se distinguió por su crítica incisiva del capitalismo y también por su rechazo al marco del autoritarismo del Estado burgués. Luxemburg fue una internacionalista y abogó por un sistema socialista basado en la democracia obrera y que incluyera a sectores oprimidos como las mujeres, donde la libertad de expresión y la lucha masiva del proletariado fueran fundamentales.
«Ser diferente te da más libertad»
Las ideas de Rosa Luxemburg han impactado tanto a pensadores como movimientos sociales en todo el mundo, sin embargo, el énfasis va siempre de la mano de una lucha de clases.
Resaltó el valor de la democracia, la organización y la solidaridad de los explotados a nivel internacional, que sigue siendo relevante en nuestro entendimiento del marxismo y la lucha comunista, contra el fundamentalismo de mercado, el autoritarismo y por la lucha proletaria internacional.
Rosa Luxemburg mantuvo y murió fiel a sus convicciones, aún en los momentos más desgarradores.
“Quien renuncia a la lucha por el socialismo, renuncia también a la movilización obrera y a la democracia.”