Escrito por: Fanny Casillas
La muerte de Lesvy Berlín Orozco Martínez cuyo cuerpo fue encontrado muy cerca del Instituto de Ingeniería de la Ciudad Universitaria de la UNAM ha conmocionado a los jóvenes y la comunidad universitaria, después de semanas de debate y de señalamientos sobre casos de acoso o actitudes que se promueven dentro de la propia universidad, pero también la conmoción también se ha trasladado a diferentes escuelas, a trabajadoras y jóvenes que día a día tienen que salir de sus casas esperando regresar, incluso en muchos de los casos su propia casa es el lugar en donde se pone en riesgo la vida de nuestras compañeras.
¿Pero, porqué tanto escándalo? Este viernes 5 de mayo se realizó una movilización y mitin dentro de la Ciudad Universitaria de la UNAM para exigir justicia ya que tan solo un día antes la Procuraduría General de Justicia tuiteaba sobre el caso de Lesvy algunas primeras premisas que arrojaban sus líneas de investigación por un lado que el estado actual de Lesvy era de “no ser una estudiante como tal de la universidad”. Que no vivía con sus padres, tenía 22 años para vivir con su novio y le gustaba consumir alcohol y drogas. La segunda línea de investigación que, su novio vivía con ella, discutieron esa noche, pero él se apartó y no sopó nada de ella hasta que la registraron sin vida en las inmediaciones de CU.
Esta situación pone al descubierto algunas cosas. La primera es que la violencia de género y de clase están bien marcadas en las instituciones del Estado que presumen la igualdad en todo termino de condiciones, basta ver como de forma reiterada en casos de abuso sexual como el de “Los Porkys” la autoridad se escudó del acartonado concepto de violación para encubrir a la familia influente de los Porkys y no resolver a favor de Daphne Fernández, quien fuera la víctima. El Caso de Ayotzinapa que es el claro ejemplo de cómo se castiga a las víctimas para justificar los crímenes, ya que en un primer momento les acusaron de narcotraficantes, de vándalos, y que bueno ellos se habían buscado lo ocurrido el 26 de septiembre del 2014.
En múltiples casos sobre violencia de género los relatos que hay detrás en los ministerios públicos es que a la víctima abundan comentarios como: – para que se viste así, es que su ropa es muy provocadora, uy güerita eso no procede- y cuando proceden es más fácil decir que son crímenes pasionales, domésticos, venganzas personales, y no asumir lo que en la realidad tenemos: una perpetración de violencia hacia las mujeres.
Por otro lado, el caso de Lesvy frente a la respuesta otra parte de la comunidad universitaria después de la movilización realizada el 5 de mayo de la Facultad de Ciencias Políticas hacia el Instituto de Ingeniería y luego con dirección a rectoría para exigir a Graue no haga caso omiso al posible feminicidio de Lesvy, pero en todo caso al asesinato de una compañera en el corazón de la educación universitaria de nuestro país; un sector de la universidad y de otros espacios en redes sociales han estado minimizando el hecho con que la protesta está bien pero pintaron Ciudad Universitaria.
Un cambio sustancial o radical se logrará con la organización y movilización masiva y colectiva; sin embargo debemos comprender que existe una enorme indignación entre sectores de la juventud y las mujeres por los alarmantes casos de feminicidios, violencia de género en nuestro país y la respuesta cínica de las instituciones ante estos hechos, esta situación explica los hechos de las pintas de protesta en Ciudad Universitaria que tanto ha causado revuelo en los medios burgueses de comunicación.
¿Hay algo mal en la sociedad? Bueno, realmente si la propia estructura del capitalismo es la que crea la superestructura para mantener su dominación en la que entra las leyes, la religión, la moral. En una sociedad en donde las personas son vistas únicamente por su fuerza de trabajo es decir como mercancías, ocurre lo mismo si trasladamos el antagonismo de clase a las relaciones interpersonales donde la mujer es vista como inferior al hombre. Así que lo que ocurriría con una no debería ser tan alarmante esto conjugado a la normalización de la violencia en todas sus magnitudes incluso la de género.
La violencia de género es cualquier tipo de violencia física, emocional, económica, institucional o psicológica hacia cualquier persona o grupo social basado en el sexo de las personas. La división del trabajo en el desarrollo de la sociedad ha apartado a las mujeres del trabajo social y le ha encerrado en las tareas domésticas haciendo que los hombres y la sociedad en su conjunto vean a las mujeres como un objeto/ propiedad de uso exclusivo y privado. El capitalismo no distingue entre sexo, raza o religión para sostener su estructura de explotación y arroja a mujeres, hombres etc. al mercado lo que en el transcurso del tiempo ha sido una lucha entre asumir su papel en la sociedad de las mujeres de manera social, de clase, y por otro lado la estructura familiar que recae en apropiarse y moldear a las mujeres como la que debe asumir todas las tareas de la casa incluso aislándole de la realidad viva.
Es decir, cuando se hablan de casos de violación de una mujer por parte del cónyuge las instituciones y la sociedad violentan a la víctima, ya que es la obligación de está estar en la disposición sexual de su marido cuando este quiera, total para eso está casada. Cuando en realidad si una de las dos partes no desea sostener relaciones y la otra le obliga es una violación tengan alguna relación jurídica y/o afectiva o no. Cuando se golpea: sea familiar o no, es un tipo de violencia de género, el condicionar el gasto y hacer que una persona se sienta presionada de esta forma para tenerla coaccionada.
Diferentes sectores de la universidad comentaban semanas atrás que el índice de acoso de género iba en aumento tanto para trabajadoras como para estudiantes, aun con el protocolo que la universidad presume para evitar incidentes. Marcelino Perelló quien se le conoce por haber participado en el movimiento de 1968 y ser catedrático de la Facultad de Ciencias y tener un espacio en radio UNAM el 7 de abril en dicho programa llamado Sentido Contrario, normalizaba la violencia de género hablando del caso concreto de los Porkys incluso intentando justificar las violaciones sexuales con un inconsciente de un gusto reprimido para las victimas queriendo fundamentarlo con la literatura. Al parecer el 26 de mayo concluyó su contrato laboral de la universidad, pero no fue sino hasta que diferentes órganos de derechos humanos emitieron recomendaciones al mismo tiempo que diversas quejas al interior de la universidad de pronunciaron para presionar al omiso y titubeante rector y estructura burocrática de la universidad.
Por otro lado, en el último periodo las diferentes expresiones feministas han adquirido posiciones separatistas. Coincidimos que es el Estado el que reproduce los mismos mecanismos de explotación de clase y género, que la división del trabajo y lucha de clases provoca en el terreno cultural el machismo que ha acabado con la vida de miles de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, aislarnos como un sector fundamentado en el sexo sería hacer lo mismo que usan en nuestra contra.
Organizarnos contra quienes no tengan el mismo aparato sexual que nosotras o no se asuman mujeres. Eso en realidad no acaba el problema, sino que lo traslada a diferentes formas y escalas. Al igual que el racismo, y la lucha entre religiones, la mejor forma de dar un paso adelante en contra de los abusos a la sociedad es el llamado a la unidad. Asumirnos en cuanto a nuestro papel en la sociedad que aun a las variantes somos la expresión explotada, que a diario produce riqueza y al mismo tiempo se le paga con migajas y una vida llena de carencias.
Esto no quiere decir que esperamos la estructura de dominación se acabe para luchar contra la violencia de género, en realidad hacemos un llamado a luchar contra los feminicidios, contra el acoso callejero, laboral, estudiantil, contra el abuso, las violaciones, y cualquier tipo de violencia machista. No podemos imaginar un mundo o una sociedad que habla del desarrollo integral, pero al mismo tiempo acaba con las mujeres. El caso de Lesvy pone al descubierto la naturaleza del Estado y sus estructuras aún se presuman las más democráticas también el arraigo del machismo en nuestra sociedad y todo el trabajo que tenemos que hacer para que paren los más de 7 feminicidios por día en nuestro país.
Invitamos a organizarnos juntas, mujeres jóvenes, estudiantes y trabajadoras en contra de todo tipo de violencia. Organicémonos y luchemos. Por qué no tengamos que decir #SiMeMatan porque estaríamos asumiendo que no podemos contra la violencia del Estado Feminicida hay que decir #VivasSeguiremos luchando codo a codo con nuestros hermanos de clase contra el régimen de explotación y para hombres y mujeres.
¡Ni de la Iglesia ni del Estado ni del marido ni del patrón, mujeres libres y siempre libres luchando contra la explotación!
¡Vivas nos queremos!