La decisión de Tata de cerrar su acería de Port Talbot, Gales, devastará la ciudad. Ante la falta de liderazgo de las direcciones sindicales, los comunistas han lanzado una campaña para que los trabajadores se organicen, ocupen la planta y exijan su plena nacionalización.
[Publicado originalmente en communist.red]
Los empresarios deTata confirmaron recientemente el cierre de los dos altos hornos de Port Talbot, con la pérdida de casi 3.000 puestos de trabajo.
Desde entonces, comunistas de todo el sur de Gales han salido a hacer campaña por lo que consideramos la única forma real de acabar con el desgobierno de Tata y salvar la ciudad: ocupar la planta y exigir su nacionalización total.
Poner en marcha esta iniciativa era una obviedad. La falta de acción de los dirigentes sindicales ha desmoralizado a mucha gente. Si no se actúa desde arriba, hay que actuar desde la base.
Cólera en las calles
Los comunistas salieron en masa a organizar puestos de venta del periódico, para intentar llegar a la gente y conocer su opinión. Debatimos con ellos la idea de ocupar la fábrica para luchar contra el cierre y exigir su nacionalización total.
Para poner en marcha esta campaña, estamos organizando una reunión pública el domingo 11 de febrero, para poder debatir los pasos a seguir.
En general tuvimos una recepción positiva, lo que demuestra que por debajo de la desesperación hay mucha rabia. Incluso algunos que no estaban seguros de lo que pensaban de la palabra «comunista» se mostraron totalmente de acuerdo con los planes e ideas que propusimos.
Oír hablar de la ira de la gente contra el gobierno y la falta de acción de los diputados, y de cómo Tata destruirá el futuro de toda la ciudad, ha puesto de relieve lo que está en juego aquí.
Reunirnos y hablar con los trabajadores locales para explicarles nuestras ideas ha sido muy fructífero, ya que muchos no saben qué hacer con Tata. Para ellos, la nacionalización es lo único que queda por hacer. Tiene sentido.
Puerta a puerta
Las llamadas a las puertas, algo en lo que los camaradas eran completamente novatos o no habían hecho por mucho tiempo, también se desarrollaron sin problemas los dos días. Fue muy fácil conversar con la gente y conocer sus ideas y opiniones.
Una persona con la que hablamos mientras íbamos puerta a puerta nos dijo «lo que necesitamos es una revolución», ¡no podríamos estar más de acuerdo! Otra persona que conocimos en la calle nos dijo que «todos [Tata y los políticos] son corruptos, y sólo están en esto por dinero».
Muchos hablaron de lo bueno que es ver a la gente salir e intentar hacer algo. Con un poco de ánimo se llega muy lejos y, de nuevo, se demuestra que a los trabajadores no se les ha preguntado su opinión.
Incluso conseguimos que algunas tiendas locales se quedaran con volantes para enseñárselos a los clientes y ayudar a correr la voz. Al final del primer día habíamos ido fácilmente a unas 100 casas y habíamos obtenido una respuesta y una conversación, o habíamos corrido la voz con nuestros voilantes.
Hora de luchar
El domingo volvimos a la campaña. También izamos nuestra pancarta, confeccionada por un increíble camarada en una noche, en un puente local. De hecho, en cuanto la izamos, empezaron a sonar los cláxones de los coches en señal de apoyo, lo que demuestra el ambiente que se respira en la ciudad.
Port Talbot aún no está muerto: aún queda lucha por librar. Hay muchos ejemplos de lo que se puede hacer, desde la ocupación de los astilleros Harland and Wolff en el norte de Irlanda hasta los trabajadores de GKN en Italia. Ambas luchas han impedido que los patronos ladrones se salgan con la suya.
Si queremos salvar la acería en Port Talbot, tenemos que pensar a lo grande, como hicieron ellos.
Si quieres ayudar, o escuchar lo que tenemos que decir por ti mismo, entonces ven a nuestra reunión el domingo 11 de febrero. Es ahora o nunca para nuestra ciudad, pero si luchamos ahora todavía podemos salvarla.