Están por cumplirse dos semanas de paro estudiantil en la Universidad Autónoma Metropolitana, este inició el jueves 9 de marzo en la unidad de Cuajimalpa y se extendió el viernes 10 de marzo al resto de las unidades: Lerma, Xochimilco, Azcapotzalco e Iztapalapa. Dada la explosividad del movimiento, durante los primeros días existía mucha confusión en cuanto a qué es lo que se estaba pidiendo, la redacción de los pliegos petitorios, la información que se brindaba a la comunidad estudiantil y quienes eran los que se pusieron al frente del movimiento. Es algo natural que estas cosas pasen en un movimiento con esta característica explosiva.
También debemos decir que la experiencia organizativa y nivel político de las y los estudiantes que se han puesto al frente es poca. Para la gran mayoría de estudiantes que están participando activamente esta es su primer experiencia de paro. En este sentido es comprensible, hasta cierto punto, el que se hayan cometido errores, así es la lucha, podemos aprender de nuestras equivocaciones, pero es necesario que el sector de vanguardia se prepare formándose políticamente y construya la organización. Sin embargo, lo que no debe ser tolerado es que se pretenda sostener un movimiento antidemocrático, eso es un error fatal para el movimiento, que no debe pasarse por alto al amparo de la inexperiencia. Por el contrario, sin democracia no es posible vincular la visión de vanguardia y la necesidad de la base, eso lleva a una dirección con una visión parcial (sobre todo si parte de bajo nivel político y de inexperiencia). Sin democracia no se puede corregir los errores, la tendencia llevará a una dirección que se separe de la base y se burocratice, sobre todo si no es capaz de oír, aceptar y corregir. Cuando se consigan soluciones parciales, no ayudará a elevar el nivel de organización y conciencia de la comunidad ni avanzar a resolver el problema de violencia en el fondo
En UAM Iztapalapa, durante los primeros momentos se gestó una dirección del movimiento: la Comisión Provisional de Paro (CPP), aunque es peculiar, ya que formalmente no se sabe quiénes o cuantos la conforman, no es una comisión que se haya elegido de forma electa, tampoco rinde cuentas a la base, simplemente tomo la dirección tomando decisiones sin ponerlas a consideración de las bases, creó las páginas “oficiales” del movimiento y comenzó a emitir comunicados, redacto el pliego petitorio hablando a nombre de todas y todos los estudiantes en Paro, sin debatir con los estudiantes en lucha.
Como Juventudes marxistas entendemos la necesidad de que el movimiento tenga una dirección, y como se mencionó antes, de primer momento es necesario que se organice una dirección, no obstante será necesario que esta dirección tenga que ser transparente con las bases del movimiento y debe tomarlas en cuenta. Una vez resueltos los primeros asuntos organizativos se debe accionar para permitir la participación de la comunidad. La manera de hacerlo es la que podemos observar en las experiencias de lucha estudiantil. En México el movimiento que nos lo ejemplifica de la mejor manera es el de los estudiantes de 1968.
¿Qué está pasando dentro?
En UAM-I comienzan a escucharse voces de inconformidad por la manera en que han venido manejándose las cosas. Las y los representantes estudiantiles de distintas licenciaturas se han organizado para mandar una carta a la Comisión Provisional de Paro, primeramente pidiendo una reunión unificada de las/os representantes con la Comisión, debido a que la propuesta era hacer dos reuniones separando a representantes para encontrarse con la Comisión. Esto evidentemente no permite que los dos organismos se conozcan completamente, atomiza el debate e intercambio de ideas, no permite crear una dirección unificada que encamine las propuestas en un mismo sentido, porque para empezar se les pretende dividir en dos grupos. Posteriormente se expresó la preocupación por cómo se elaboró el pliego petitorio, de manera unilateral; sin embargo, aunque este ya fue entregado, aún debería darse la oportunidad de enriquecerlo, no se descarta la posibilidad de integrar las exigencias más urgentes de la comunidad estudiantil y para ello se debe favorecer el debate amplio. Se señaló también la preocupación por no saber quiénes son las y los que conforman la CPP.
Desde el interior del paro también se han manifestado voces que opinan sobre la manera en que la información se hace llegar, a pesar de ser estudiantes que han estado todos estos días dentro de la universidad apoyando el paro hay decisiones en las que no se toma en cuenta a todas/os. Por ejemplo, las reiteradas propuestas de convocar a asamblea general han sido simplemente ignoradas. Desde dentro se hace evidente que el apoyo en las guardias ha bajado, esto es un síntoma de que la falta de apertura al diálogo con la comunidad, de que la información y decisiones sean cerradas ha repercutido en la participación. ¿Cómo debería sentirse una compañera o compañero que se ha quedado sin trabajo por estar todos estos días en las guardias, que ha dejado de pasar tiempo con su familia, que ha estado pasando frío y ha medio dormido, que ha hecho todos estos sacrificios y que perciba que su participación en el movimiento se le limita a cuidar casetas, preparar alimentos, hacer limpieza o rondines? Éstas son cuestiones básicas para sostener la toma de las instalaciones pero sus propuestas no están siendo tomadas en cuenta. ¿No es acaso esto desmotivante? En una carta de estudiantes de la UAM que está circulando se dice:
“Consideramos también necesario que las denuncias hechas al interior del paro sean tomadas con la seriedad que ameritan y creemos que deberían ser revisadas en una asamblea de forma pública y transparente siempre salvaguardando la integridad de les denunciantes pero tomando en cuenta el derecho a réplica de les acusades”.
El punitivismo dentro del movimiento feminista es una política que puede llegar a restarle fuerza al movimiento, en lugar de sumar. No estamos diciendo que se tiene que tolerar el acoso, actitudes machistas o cualquier tipo de violencia, pero lo que decimos es que cualquier denuncia no puede ser tomada a la ligera, dando carpetazo al asunto (al muy claro estilo institucional), dando por sentado sin una versión de todas las partes involucradas, sin una investigación decente, sin discusión del asunto y sin consultar a quienes estamos dentro de las instalaciones (que somos una parte importante de este movimiento) para tomar en conjunto una decisión.
Retomemos la experiencia de la lucha estudiantil
El movimiento estudiantil tiene una historia muy rica de lucha y el 68 ha sido la experiencia más importante. La fuerza de este movimiento radicó en la unidad, en que los estudiantes no se fragmentaron. También en que se desarrollaron organismos democráticos que permitieron desarrollar una dirección y una participación activa de las bases. Las asambleas eran el espacio natural para debatir las distintas problemáticas del movimiento y tomar acciones organizativas internas. Aquí también se elegían a representantes que se reunían en un órgano central llamado consejo nacional de huelga. Los representantes solían ser las/os compañeras/os más comprometidos y capaces que no se autodenominaban dirigentes sino que se lo ganaban con su autoridad moral. La asamblea podía en cualquier momento cambiar a sus representantes, eso evitaba que esto se pudiera corromper o burocratizar. Esta interrelación dialéctica entre dirección y base permitió sistematizar un pliego petitorio que reflejará el sentir del conjunto del movimiento. Las distintas tendencias podían expresarse dentro de la lucha pero avanzaban no autoimponiendose sino con el trabajo en la lucha y convenciendo a las bases en las asambleas. Una demanda, que mostraba la necesidad de la mayor transparencia en la lucha, fue el llamado al dialogo público y Estado fue quien se negó a éste.
Los métodos del CNH permitieron dar un avance importante en la lucha por la equidad de las mujeres, quienes se ganaron con sus ideas y su trabajo jugar un papel relevante en todos los aspectos de la lucha.
Una huelga, un paro estudiantil, adquiere fuerza en la medida que libera a las/os estudiantes de las presiones académicas para que puedan dedicar el tiempo a la lucha. Las escuelas estaban abiertas para todo estudiante que quería organizarse y luchar, pero los estudiantes no se encerraban dentro de ellas, organizaban brigadas informativas a otras universidades que aún que aún no entraban en la lucha. Fueron las brigadas las que permitieron una gran solidaridad, contrarrestar las mentiras de las autoridades, los medios de comunicación y el estado, y explicando las razones de la lucha. También Se realizaron enormes movilizaciones, reflejando la fuerza real del movimiento y siendo acciones de presión para avanzar en la solución del pliego petitorio, en la unidad estudiantil y de los estudiantes con el pueblo trabajador.
Necesitamos sacar el movimiento a las calles
Se ha argumentado desde la CPP que no se puede convocar a asamblea amplia porque la rectora de la universidad, Dra. Verónica Medina Bañuelos, no ha entregado de manera personal la carta de no represalias, el día de hoy 21 de marzo, este hecho ya se concretó, la rectora acudió a las instalaciones a entregar la carta. De igual manera se argumenta que si se abren las puertas a la comunidad estudiantil corremos el riesgo de que se infiltren personas a tirar el paro o que se vulnere la seguridad de quienes están dentro. Debemos entender que toda lucha implica riesgos, si bien ya se tiene la carta de no represalias, esta misma no tendrá ningún efecto si las/os estudiantes no logramos ser una fuerza unificada que sepa responder ante cualquier intento de sanción hacia quienes han participado más activamente. Y para lograr ser una fuerza unificada este movimiento tiene que salir de su trinchera, abrirse al diálogo frente a frente con el resto de la comunidad UAM, permitir que la base conozca quienes les representan, rendirles cuentas, que la información no se quede en la cúpula y, sobre todo, las decisiones.
Necesitamos también no cerrarnos a crear vínculos con otros sectores, por ejemplo, existen ya pronunciamientos de solidaridad por parte de académicas de la UAM, igualmente de trabajadoras/es sindicalizadas/os en el SITUAM, pronunciamientos a los cuales la dirección del movimiento no ha tomado en cuenta. Si seguimos en la línea de atrincherarnos en las escuelas, de no convocar a asamblea, de no impulsar una marcha unificada de las UAMs, poniendo como prioridad que necesitamos gente cuidando las instalaciones y no en las calles movilizándose, las Autoridades universitarias le apostaran al desgaste del movimiento, y este entrará en un proceso de aislamiento, movimiento que terminará siendo sostenido por pequeños grupos de activistas, y cuando se llegue a ese punto no podemos descartar las represalias o la infiltración de grupos anti-paro.
Los estudiantes de la UAM hemos demostrado la disposición de luchar, ser capaces de levantar y mantener un paro en todas las unidades, que ya quedará escrito en la historia. Pero el paro aún no termina ni la lucha acabará con esta batalla. Es necesario organizarnos permanentemente y formarnos políticamente para estar mejor preparados en la lucha. Te invitamos a que te sumes a las Juventudes Marxistas y luchemos junto por una alternativa revolucionaria dentro del movimiento estudiantil, de las mujeres y la clase trabajadora.