El jueves 16 de junio, desde las 5 de la tarde y tras 8 días de huelga, comenzaron a llegar a todos los planteles del IEMS, empezando por el plantel Coyoacán, notificaciones sin firma ni sello que informaban acerca de la declaratoria de inexistencia de huelga y la obligación de entregar planteles en un plazo máximo de 24 horas. La dirección del IEMS, ante su negativa a resolver el pliego petitorio, había solicitado la declaratoria de inexistencia de huelga y había promovido como prueba un recuento. Sin embargo, el SUTIEMS desde las guardias de huelga en planteles, impulsó una campaña de firmas en apoyo a la huelga, tanto de estudiantes como de trabajadores en general —incluso de no sindicalizados o de otros sindicatos—. Fueron 841 firmas de trabajadores y 1486 de apoyo de la comunidad. Sin duda fue por acciones como esta, así como por el hecho de que el SUTIEMS ha ganado dos recuentos por titularidad, en el 2009 y 2016, que el gobierno de Claudia Sheinbaum decidió desconocer directamente la huelga a través de su instrumento la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, ya que de llevarse un recuento el sindicato podía ganar.
La Junta utilizó argumentos tan ridículos como que el cierre fue a las 6:00 a.m. —horario de inicio de todas las huelgas del IEMS— caía en horario no laboral, por lo que la huelga no era válida; que la votación de huelga se hizo en segunda convocatoria, entre otros pretextos. La Junta no hizo más que un copy/paste de los argumentos de la dirección del IEMS, dándolos por válidos. Con esto el gobierno de Claudia Sheinbaum se mostraba como rompehuelgas por tercera vez consecutiva, pues en ocasiones anteriores había impuesto una prórroga unilateral impidiendo movimientos de huelga. Con acciones antisindicales como estas el gobierno de izquierda de la CDMX muestra los límites del reformismo, el intento de crear un capitalismo con “rostro humano”, que al final termina traicionando a los trabajadores, empezando en los sectores donde ese gobierno es patrón.
Gracias a la habilidad jurídica del abogado del SUTIEMS, Juan de Dios Hernández Monge, el sindicato obtuvo una suspensión a la inexistencia de huelga, con lo que los huelguistas quedaban a salvo de ser despedidos si no entregaban instalaciones en 24 horas quedando la huelga firme, por lo menos hasta el jueves 23 de junio, fecha en que se ratificaría o no en una audiencia. La suspensión nos salvaba temporalmente de lo que hubiera sido una derrota honrosa y daba nueva vida al movimiento abriendo una ventana de tiempo para la movilización y una nueva negociación que mejorara la oferta patronal. Y la mejor evidencia de que fue un golpe político para la patronal fue la llamada de la directora general del IEMS, Silvia Jurado, a la Secretaria General (SG) del sindicato, en donde se le ofreció a la segunda la misma oferta que ocasionó la huelga: 3.5% de aumento directo al salario, más 2% a prestaciones (en realidad 0.07% de aumento al salario integrado), el 5% de integración salarial, más el 100% de salarios caídos. Salvo hablar de algunos detalles en compromisos de mesas y fechas definidas, la propuesta era la misma que había sido rechazada en asamblea general y la misma que había sido rechazada en la única mesa conciliatoria que hubo durante la huelga.
Sin embargo, en lugar de aprovechar esa evidente muestra de debilidad para plantear una nueva mesa formal donde se urgiera a la patronal a mejorar la oferta económica y respetar el mandato de que no habría convocatoria hasta una oferta diferente, la SG se apresuró a convocar de inmediato a Asamblea General. Esto, no obstante que muchos compañeros del Comité Ejecutivo no conocían la oferta, ni fueron convocados a analizar la situación, tampoco se tomó en cuenta la opinión de varios compañeros en el sentido de convocar a una movilización y presionar para abrir mesas formales en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje. Es decir, aprovechar el triunfo legal para traducirlo en un triunfo político, aprovechar la ventana de tiempo y el hecho de que de forma momentánea el sindicato tenía la iniciativa.
Días antes, en la única audiencia conciliatoria que hubo durante la huelga, la misma SG y el CE habían rechazado la misma oferta señalando, correctamente, que no ameritaba una Asamblea General, al ser la oferta que detonó la huelga. Muchos felicitamos a la dirección sindical por esa muestra de valentía y congruencia. Pero curiosamente después de la suspensión a favor del sindicato, misma que nos ponía en una correlación de fuerzas favorable, la SG y parte del CE actuaron de forma equivocada y precipitada convocando el día viernes a una asamblea virtual, calculando que el cansancio y la presencia virtual de un amplio sector desmovilizado conjurarían la huelga.
Es verdad que había cansancio y la falta de pago de la quincena era un factor material en contra que generaba desesperación. Pero una dirección firme que apuntara un objetivo claro podría haber infundido ánimo incluso entre los cansados o desanimados y se podría haber empujado un último esfuerzo con una movilización. Con la instalación de mesas formales acompañadas de una movilización podíamos haber obtenido un poco más y haber conjurado con un sentimiento de triunfo o por lo menos con la verdadera certeza de que hicimos lo que pudimos. Pero parte de la dirección desmotivó y desmovilizó generando el ambiente para la conjuración que se dio el día sábado, sin ningún avance. En votaciones a urna cerrada y con un flujo de votantes que se extendió hasta las 6 de la tarde, finalmente se conjuró la huelga con 319 votos y 148 en contra (con 4 votos nulos). La calidad de una dirección en los momentos críticos es el fiel de la balanza y en este caso lo fue en el sentido de acelerar la conjuración, desaprovechando el recurso legal que se tenía a mano como un elemento favorable a una movilización.
Levantamos con la misma oferta que ocasionó la huelga, como si los 11 días de huelga no hubieran existido. Pero si parte de la dirección sindical actuó de forma equivocada, queda la unidad y el espíritu de lucha de buena parte de los sindicalizados, la capacidad de organización, la exitosa campaña de firmas donde se mostró la solidaridad de estudiantes y trabajadores no afiliados (incluso de las bases de los otros dos sindicatos con dirección charra). Queda la experiencia muy valiosa de la solidaridad generada en la huelga más larga del SUTIEMS. Esto último es el verdadero triunfo de esta huelga. Es necesario que la base se reorganice, saque conclusiones, discuta los errores y recomponga su dirección sindical.