La reforma eléctrica del gobierno de AMLO quiere poner un límite a la voracidad de las empresas privadas en el sector eléctrico, quienes se han beneficiado por toda una serie de reformas del pasado (principalmente la del 2013). La industria estatal en realidad se ha puesto al servicio de la privada, solucionando el caos que la economía de libre mercado está generando en el sector. Este es un ejemplo del histórico papel parasitario de los empresarios. Esta iniciativa, hay que decir, es muy tímida pues le deja al capital privado la posibilidad de seguir manteniendo el 46% de participación en el sector. Pese a ello, esta iniciativa está siendo muy bien vista por el pueblo y distintas organizaciones hemos conformado el Frente Nacional en Defensa de la Reforma Eléctrica, realizando asambleas, foros y movilizaciones.
Las expropiaciones fueron la palanca del desarrollo económico
La burguesía nacional nunca ha jugado un papel progresista. En la revolución mexicana Los sectores más representativos de las masas fueron derrotados, los triunfadores llevaron adelante un programa de desarrollo capitalista, aunque viéndose obligados a dar concesiones a las masas. La debilidad y parasitismo de la burguesía nacional, incapaz de desarrollar las fuerzas productivas, se suplió con la intervención del Estado en la economía, expropiando sectores claves. Esto inicia con la expropiación petrolera, la creación de la CFE y LyFC y, a la postre, creando un monopolio estatal de los energéticos. Esto, sumado a las favorables condiciones internacionales, llevaría al más importante desarrollo económico del país.
La industria eléctrica se integra al país bajo la iniciativa privada extranjera. Pero fue la industria estatal, creada bajo el gobierno de Cárdenas, la que realmente se da a la tarea de electrificar a todo el país. En esta tarea la industria privada en realidad se convirtió en un lastre y obstáculo. Fue así como, en 1960, se nacionalizó el conjunto de esta industria. CFE y LyFC se convirtieron en industrias muy competitivas.
¿La burguesía protege la ecología?
Con Miguel de la Madrid se da un giro en la política del país e inician décadas de ataques y desmantelamiento de las conquistas de la revolución y las luchas de los trabajadores. A inicios de los años 90, se hicieron reformas como la modificación al artículo 27 que permitió la venta de la tierra ejidal (repartida con la revolución), después vendría un voraz despojo de las tierras por parte de grandes empresas capitalistas extranjeras y nacionales, como las generadoras de electricidad privadas. También con Salinas se estableció el esquema de auto abasto energético.
Cuando vinieron las primeras privatizaciones no hubo una gran resistencia. La clase trabajadora no media aún sus nefastas consecuencias. Pero cuando quisieron tocar la industria energética, petrolera y eléctrica los trabajadores salimos a luchar una y otra vez, convocados por organizaciones claves como el SME o por el mismo AMLO. Pero finalmente en 2013 pudieron llevar adelante una reforma eléctrica que abrió el sector en dos rubros: generación y distribución. En realidad, se ha desarrollado un mercado paralelo en el que los privados ahora venden electricidad a particulares con una relación muy benéfica.
Se comenzó a hablar de la necesidad de una transición energética buscando generación de electricidad no contaminante. El capitalismo está destruyendo al planeta, del total de emisiones globales de CO2 emitidas por energéticos contaminantes, China aporta el 28.13% del total mundial, EE. UU. el 15.48, la Unión Europea el 9.91% y México el 1.38%.
Realmente la defensa de la ecología fue un pretexto para posicionar a la industria privada en el sector eléctrico bajo la ayuda del Estado.
Las empresas generadoras de electricidad limpia se instalaron con métodos violentos, con despojos de tierra y de recursos naturales para las comunidades, dando una mínima parte de la ganancia a los campesinos que pudieron concesionar sus tierras con contratos desfavorables. Esta lógica no ha llevado al progreso real en las comunidades, algunos pocos campesinos pueden recibir un ingreso mayor al que tenían antes (que es menos del 1% de lo que se genera) y eso en sí mismo puede ponerlos como protectores de estas empresas frente al resto de la población que se ve más afectada.
En 2014 se comenzaron a emitir los certificados de energía limpias y se fortaleció un esquema complejo en que en realidad el Estado y su industria eléctrica subsidia al sector privado. Por ejemplo, las tiendas OXXO, los Walmart o Grupo Bimbo, tienen o son accionistas de empresas generadoras de energía limpia (con el supuesto esquema de auto abasto) y con esto reciben un costo tres veces menor por la electricidad que una casa habitación sin subsidio.
La industria Estatal tiene que asegurar la distribución de la electricidad, venga de donde venga, a todo el país. La industria privada no gasta en la transportación de esa energía. Una empresa como Oxxo tiene acciones en 5 generadoras eólicas, que no necesariamente producen toda la electricidad para las 20 mil tiendas que tienen en el país, y la CFE tiene que asegurar que la electricidad llegue hasta su tienda más recóndita.
La burguesía ahora aparece como la más preocupada del medio ambiente. Critican al gobierno por usar energías contaminantes. Es pura hipocresía, buscan ser subsidiados y aumentar sus ganancias[1].
Los analistas de la burguesía ponen el grito en el cielo cuando se menciona que la CFE pueda asumir el control del conjunto del sector eléctrico. Gritan que eso es un monopolio. Argumentan que la competencia baja el costo y mejora el servicio. Eso es falso. La electricidad se vende al precio más alto que imponga el grupo de proveedores que la suministra. Las empresas privadas a las que se les puso en bandeja de plata la creación de empresas de generación eléctrica a bajo costo además terminan teniendo una ganancia mayor.
Según Miguel Santiago Reyes, director de la división Energía de la Comisión Federal de Electricidad, el subsidio que da la CFE a la industria privada supera los 471 mil millones de pesos (con lo que se podrían poner 10 dosis de vacunación contra el COVID-19 a toda la población del país). La empresa española Iberdrola, concentra el 26% de estos subsidios[2].
Los analistas de la burguesía se quejan de que no se pueden romper las reglas establecidas pues es un mal síntoma para los inversionistas. Quieren que sigamos subsidiando a los grandes capitalistas y ellos sigan enriqueciéndose a costa del pueblo trabajador del campo y la ciudad. En el marco de la nueva reforma energética, AMLO dijo que se debía poner una pausa en la relación entre México y España, porque “era un contubernio arriba, una promiscuidad económica-política en la cúpula de los gobiernos de México y de España, pero como tres sexenios seguidos, y México llevaba la mayor parte, lo saqueaban”. Esto seguramente para frenar acciones legales contra la reforma energética de Iberdrola y el gobierno España, para poder así negociar nuevas reglas del juego.
La industria privada nos lleva a la anarquía
El esquema de la derecha es que varios sectores privados intervengan en la industria eléctrica. Lo que busca la burguesía, en última instancia, no es satisfacer una demanda social sino obtener ganancias, las mayores con la menor inversión posible. Eso lleva al desarrollo caótico y no planificado del sector, que de seguir así puede llevar a problemas serios de suministro en el futuro, porque varias industrias basadas en ambientes naturales pueden tener intermitencias y deben ser cubiertos por electricidad generada de ora forma. Este desarrollo anárquico puede llevar a la saturación de los nodos de distribución. La industria privada esta a favor de convivir con el sector estatal para trasladarle a él estos problemas y que se mantenga como instrumento de subsidio imprimiéndole una mayor carga económica en pro de mayores beneficios para la industria privada.
Con lo dicho a lo largo de este artículo queda claro que el sector privado más que beneficiar, es una carga que desestabiliza al sector energético. Son una sanguijuela que se enriquecen de chupar la sangre de nuestras riquezas y del pueblo trabajador. Ya han obtenido demasiados beneficios con estos contratos leoninos, ya han incrementado sus fortunas a costa del saqueo y explotación. Entonces ¿De qué nos sirve darles la oportunidad de mantener el 46% del sector eléctrico? La reforma de AMLO es un paso adelante al buscar poner un limite a la voracidad del gran capital, pero está claramente limitado al no actuar como lo hizo Cárdenas, quien puso a todo un sector clave en manos del Estado.
Un argumento de los analistas del capital contra la reforma de AMLO es que el sector estatal no tendría la capacidad financiera para hacer las inversiones que se requieren para el desarrollo de esta industria. Al decir que debe nacionalizarse todo el sector pegarán el grito en el cielo de forma más alta. Esto se debe hacer bajo la modalidad de expropiación sin indemnización, solo así se resarcirá parcialmente todo el saquero que han generado. Pero además debería ser el primer paso. Esto que pasa en el sector eléctrico ocurre en el conjunto de la economía, donde la burguesía genera anarquía en la economía, frente a ello crisis e inestabilidad a nivel nacional y mundial.
El problema con la postura del actual gobierno está en querer limitar, pero no arrebatar los privilegios del gran capital. Aunque ahora paguen impuestos y se hagan contratos más ventajosos para el estado no ha impedido que la riqueza de los multimillonarios mexicanos, durante este sexenio, se haya incrementado en prácticamente un 30%. No se puede hacer medio cambio.
La renacionalización de todos los energéticos (que debe pasar por el desarrollo de la industria del litio) debe administrarse democráticamente bajo control obrero para eliminar la corrupción, elevar la productividad, mejorar los salarios y el servicio. Pero debería ser el primer paso para avanzar en poner en manos de los trabajadores las palancas fundamentales de la economía bajo una planificación económica racional. Eso significaría que los trabajadores realmente tengamos el poder en nuestras manos y avancemos hacia acabar con los males del desempleo, la pobreza, la explotación y la violencia que hoy nos siguen azotando.
El actual gobierno esta bajo presión de los empresarios nacionales y extranjeros que lo puede llevar a hacer más concesiones y aguar más la reforma. El Frente Nacional en Defensa de la Reforma Eléctrica, las organizaciones sindicales, las bases críticas de Morena, las organizaciones estudiantiles, etc., debemos pugnar por llevar la reforma hasta la renacionalización de toda la industria eléctrica, como un primer paso firme. Eso implica fortalecer la organización, la información con la población y movilizarnos para que no se haga ninguna concesión a la burguesía y se actúe con firmeza en beneficio del pueblo trabajador. Los socialistas estaremos en esta batalla, luchando por nuestras ideas y te invitamos a que te sumes con nosotros a luchar para que el poder y la economía pase a manos de los trabajadores, a luchar por el socialismo basado en la democracia obrera.
[1] (Distorsiones en el pago de energía eléctrica por parte de OXXO, Walmart y Grupo Bimbo – YouTube)
[2] (Subsidio de luz a empresas como Oxxo, Walmart y Bimbo supera los 471 mil 200 millones de pesos: CFE – Proceso)