El candidato cercano al exsecretario general, Carlos Romero Deschamps, del Sindicato Nacional de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) ha sido electo como dirigente con un 70%, no habrá cambios en lo fundamental dentro del sindicato, al cual lo han dominado grupos cercanos al PRI con la finalidad de mantener el control férreo de los trabajadores de una de las industrias estratégicas del país.
La oposición se presentó dividida y atomizada y el método de votación electrónica, propuesto por el gobierno federal mediante la Secretaria de Trabajo y Previsión Social no impidió el acarreo, la compra de votos y el uso de recursos del sindicato para favorecer al candidato oficial. El 30% de los trabajadores acudieron a votar, manifestaron su preferencia por otra opción, en un sindicato que ha sido controlado durante décadas por una mafia sindical corrupta y servil al poder político y económico.
El charrismo sindical y el saqueo a Petróleos de México
Definimos al charrismo sindical como el fenómeno de la fusión de la burocracia sindical con los intereses de la patronal y el Estado, con la finalidad de mantener un control férreo de los trabajadores y evitar que los sindicatos se conviertan en un organismo de organización y lucha por las reivindicaciones de la clase obrera.
Durante décadas los principales sindicatos estuvieron absorbidos por el partido en el gobierno: el Partido Revolucionario Institucional (PRI), mediante la Confederación de Trabajadores de México (CTM), el Congreso del Trabajo (CT) o diversas federaciones sindicales; asegurando la inmovilidad en el mundo obrero, mediante la represión, la violencia y el reparto de algunas concesiones a los incondicionales de las dirigencias sindicales. A cambio, los dirigentes sindicales recibían una tajada en el reparto de los puestos públicos: en diputaciones, senadurías, gubernaturas, secretarias y las manos libres para utilizar los recursos de los sindicatos y de los trabajadores.
En la década de los 20´s del siglo pasado, un dirigente de la Central Regional Obrera de México, Luis N. Morones, excéntrico, le gustaba presumir anillos valiosos y trajes caros; cuando le cuestionaron por su estilo de vida, mencionó que un obrero no tenía por qué vivir en la pobreza, eso mientras miles de trabajadores ganaban salarios de miseria. El cinismo y corrupción de este dirigente sindical de la década de los 20s queda opacado ante las prácticas de Carlos Romero Deschamps: fue senador por parte del PRI, el comité sindical que encabezaba recibió montos millonarios equivalentes a 100 millones de pesos por concepto del 2% de todos los contratos privados que firmó Pemex en los últimos 30 años; es dueño de empresas contratistas e inversionista en la bolsa; manejó durante décadas de manera discrecional las cuotas sindicales y la caja de ahorro de los trabajadores petroleros y es dueño de propiedades inmobiliarias en Cancún y Miami.
En el año 2001, desde la dirigencia del sindicato petrolero se operó un desfalco millonario a favor del candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida Ochoa por 1,500 millones de pesos, en lo que se conoció como el Pemexgate.
La burocracia sindical ha asegurado el control férreo dentro de una de las industrias más importantes del país. 89,000 trabajadores sindicalizados y aquellos contratados por otro régimen sostienen a Petroleros Mexicanos, la cual genera ingresos anuales por 350 mil millones de pesos, cual compite como la principal empresa del país con América Móvil, del ramo de telecomunicaciones, y cuyo dueño es el hombre más rico de México, Carlos Slim; el sindicato petrolero, que cuenta con 89,000 afiliados, es uno de los más poderosos del país. Lo que suceda a lo interno debe despertar el interés de los trabajadores y jóvenes conscientes.
El 31 de enero se llevaron acabo las elecciones sindicales para elegir nuevo secretario general, mediante votación universal y electrónica. Existen denuncias de acarreo, compra de votos, uso de recursos públicos para favorecer al candidato oficial, incluso del control y manipulación por parte de los dirigentes sindicales de las 36 secciones del país de la aplicación mediante la cual los trabajadores debían ejercer su voto.
El tesorero del saliente comité ejecutivo, participe del Pemexgate, Luis Ricardo Aldana, obtuvo 44,983 votos, o que representa el 70% de la votación, asegurando así la continuidad del grupo que ha dominado al sindicato petrolero durante las últimas décadas.
La 4T y la democracia sindical
La votación universal en lo sindicatos es un requisito tras la ratificación de la firma del tratado comercial entre México, Canadá, Estados Unidos. Los dirigentes sindicales de estos países exigieron una cláusula de protección a los empleos de sus respectivos países, argumentando que la mano de obra de la clase obrera mexicana es muy barata y está precarizada, lo cual los ponía en desventaja ante los capitalistas que luchan cotidianamente por que el costo de la fuerza de trabajo sea de bajo; adjudicando que una de las causas de esta situación es el control que los dirigentes sindicales charros ejercen sobre los trabajadores
Esto obligó a realizar reformas a la Ley Federal de Trabajo, en las cuales quedó plasmado que las directivas sindicales tendrían que ser electas mediante la votación universal y no mediante las convenciones o congresos nacionales y los convenios de revisión del contrato colectivo deberá someterse a la aprobación de la mayoría de los trabajadores.
En el caso concreto del sindicato petrolero, se llevaron acabo elecciones seccionales en noviembre de 2021 y para la elección del dirigente nacional, el gobierno federal, vía la Secretaria de Trabajo y Previsión Social propuso utilizar una aplicación para que la votación se llevara mediante una plataforma electrónica.
Los aspirantes a dirigir el sindicato tuvieron algunos minutos para expresarse durante la conferencia mañanera del presidente, entre lo que podemos destacar lo siguiente:
La aspirante María Cristina Alonso expresó:
Son unos traidores. Esos proyectos están camuflajeados para darle continuidad a la corrupción de Carlos Romero Deschamps, intentan embaucar a los trabajadores para después continuar con el sometimiento a las bases, traidores que destruyeron el pilar principal de la Revolución Mexicana que es nuestro petróleo.
Por su parte, Esbayde Villaverde Acevedo, también aspirante, acusó a la secretaria de Trabajo, Luisa María Alcalde de ser un estorbo para los procesos sindicales y los trabajadores:
Consideramos, licenciada, que usted ha sido un estorbo para la justicia, consideramos desde el momento que usted no ha permitido seguir lo que tenemos que hacer ¿sí, licenciada? Desde el momento que usted les ha dado participación a esas personas, desde el momento que iniciaron las elecciones locales cuando debieron ser las de nacional, entre muchas otras cosas que tenemos. Licenciada, pido que de verdad no sea una traidora para la 4T.
Existe un sentimiento entre un sector de trabajadores, que desde las propias instituciones de gobierno se ha hecho poco para limitar el uso de recursos públicos y sindicales para apuntalar a los candidatos oficiales, combatir la corrupción de los dirigentes sindicales y limitar su participación en las elecciones.
Las modificaciones de la Ley Federal de Trabajo, la implementación de las elecciones universales y de la votación electrónica no limitó al charrismo sindical. Si bien los trabajadores debemos aprovechar cualquier oportunidad para deshacernos del corporativismo y los dirigentes sindicales corruptos, no podemos basar nuestra confianza en las instituciones o funcionarios de gobierno, los charros, cuya naturaleza es la del servilismo al poder económico y político en turno siempre encontrarán la manera de evadir las leyes y las reglamentaciones y las instituciones del Estado y sus representantes en aras de manifestar neutralidad optarán para no inclinarse a favor de los intereses colectivos de la clase obrera.
La democracia sindical mediante la acción de la clase obrera mediante la organización y la lucha; se obtendrá confiando en nuestras propias fuerzas, superando las dificultades que nos imponen dentro de la estructura sindical, organizando corrientes democráticas y revolucionarias sólidas, con un programa político-sindical correcto, comenzando un trabajo paciente de acercamiento y explicación entre la clase obrera.
La oposición y la necesidad de un sindicalismo democrático y combativo
La oposición al candidato oficial se presentó dividida y atomizada con 24 candidatos, juntos obtuvieron 18,343 votos, además cerca de 25,000 trabajadores petroleros no se presentaron a las elecciones, algunos de ellos sin duda no sentían la necesidad de votar debido a que no se sintieron representados en ninguno de los proyectos.
Sin duda décadas de control corporativo, no se difuminarán por obra de un solo acto, el control férreo que las dirigencias seccionales y la dirigencia nacional mantiene sobre las plazas de trabajo y algunas prestaciones plasmadas en el Contrato Colectivo de Trabajo es un factor importante que no se debe soslayar; se necesita de mayor organización, unidad y un programa claro que convenza a miles de trabajadores petroleros de deshacerse de los dirigentes sindicales corruptos.
Los más de 18 mil votos son una buena base para comenzar la constitución de una corriente sindical democrática nacional, que supere los limites de las secciones o regiones donde está presente el sindicato petrolero, además se tiene a 25 mil trabajadores en espera de ser convencidos que las cosas pueden cambiar radicalmente.
La voluntad para democratizar el sindicato es importante, pero a esto se le debe agregar un programa político – sindical y métodos correctos de construcción y organización.
A la consigna de democracia sindical se le debe dar contenido: se debe explicar que implica la realización de asambleas periódicas donde los trabajadores no solamente ratifiquen los lineamientos de los dirigentes, sino dónde se debata de manera fraterna y democrática, se escuchen todos los puntos de vista y opiniones de los trabajadores y se consideren para tomar una determinación. Implica la rendición de cuentas claras y periódicas del uso de los recursos del sindicato. E implica que los dirigentes sindicales deben someterse al escrutinio de todos los trabajadores, se debe abandonar la idea de que los actos de las directivas sindicales no tienen consecuencias y pueden permanecer impunes, cualquier dirigente sindical que cometa actos de corrupción o que atenten contra los intereses de los trabajadores deben ser removidos de manera inmediata, sin contemplaciones.
El sindicato debe ser una herramienta de unidad, organización, de lucha y concientización colectiva de la clase obrera, no una instancia de enriquecimiento y de negocios turbios de una casta de delegados y representantes sindicales.
Se debe confiar en la capacidad de la clase obrera, somos nosotros lo que creamos la riqueza y los que movemos la industria y la economía en este país, y en todos los rincones del mundo, la principal herramienta que tenemos para defender nuestros intereses colectivos es la unidad, la organización y la movilización, en el caso concreto de los trabajadores petroleros, tienen en sus manos una industria nacional estratégica. Cualquier petición, negociación con la patronal debe acompañarse de la movilización y la acción colectiva.
La defensa del salario, las prestaciones y derechos adquiridos son fundamentales para la lucha sindical, no se debe permitir que se vulneren los Contratos Colectivos de Trabajo, pero debemos ser conscientes que cualquier concesión realizada hacia los trabajadores bajo el actual sistema, la clase dominante y los patrones, intentarán arrebatarla cuando la correlación de fuerza este a su favor. Por lo que, se debe plasmar en el programa de la lucha sindical, la necesidad de superar el sistema capitalista, origen de toda desigualdad y explotación; vinculando la lucha de nuestras necesidades básicas y el programa mínimo a la necesidad por la transformación radical de la sociedad, sin explotados, ni explotadores, es decir una sociedad socialista.
La educación política, la formación de cuadros político sindicales, es fundamental para mantener una estructura de las corrientes sindicales democráticas, cuando hablamos de cuadros sindicales no nos referimos solamente a la gestión honesta que todos representante debe realizar, o del conocimientos profundo de las leyes que regulan las relaciones laborales, lo cual también es importante; nos referimos a que los cuadros deben tener una visión íntegra de la lucha de clases, la sociedad, la economía y las coyunturas sindicales y políticas, por lo que necesitamos una herramienta que nos ayude a comprender íntegramente el mundo como clase trabajadora, consideramos que esta la podemos encontrar en las ideas del marxismo revolucionario.
El trabajo sindical, dentro de agrupaciones que han estado bajo el control del charrismo sindical durante décadas, es un hueso duro de roer, sin embargo no es algo imposible, capas completas de trabajadores están hartos de la corrupción y cinismo de los dirigentes, la organización debe comenzar por los sectores de vanguardia y más conscientes que han sacado conclusiones producto de los acontecimientos en la lucha de clases a nivel nacional, e incluso internacional, desean saber no solamente de la situación sindical concreta, sino tener una perspectiva más amplia en el conjunto de la clase obrera, organizando a este sector podemos comenzar un trabajo permanente y periódico mediante la propaganda y explicación paciente, persistente pero audaz entre las otras capas de trabajadores.
Los resultados en las elecciones del sindicato petrolero no debe llevar al desánimo, se deben sacar las lecciones necesarias para el futuro, potenciar los aciertos, reconocer y corregir los errores y deficiencias, implementar lo que nos hace falta; el charrismo sindical no es invencible, grandes acontecimientos y ventarrones de cambio recorrerán los centros de trabajo, incluso a aquellos que han permanecido durante décadas bajo la sobra del corporativismo; hasta el metal más resistente es maleable, si estudiamos a conciencia sus características y sabemos aplicar la fuerza adecuada en el lugar adecuado.