Chihuahua es conocido por ser el “estado grande” dentro de la república mexicana, dada su gran extensión territorial, no obstante, en el pasado era conocido por el papel fundamental que demostró durante el periodo revolucionario, por la historia es bien sabido que el inicio de la revolución fue en Cuchillo Parado, una de sus localidades dentro del municipio de Coyame del Sotol, con el levantamiento armado de Toribio Ortega. Esto nos sirve de antecedente para afirmar la tradición revolucionaria que yace en las bases de la ciudadanía chihuahuense.
Antecedentes
El pasado 28 de marzo, en la localidad de Chihuahua, se dio a conocer el nombramiento como candidato a diputado federal para Morena por el distrito 6 al ciudadano Carlos Borruel Baquera ex presidente municipal por el Partido Acción Nacional y hasta hace un par de meses miembro activo de dicho partido. El problema de este nombramiento no sólo reside en el pasado de dicho candidato sino en el indebido proceso democrático. En ningún momento realizó el proceso necesario de precandidatura, y se dejó de lado a la militancia que había puesto empeño en dicho proceso. Aunado a esto, hay que decir que Carlos Borruel hasta hace unos meses había iniciado un proceso como precandidato a la gubernatura de Chihuahua por el PAN y al no quedar electo candidato, se pasó a Morena para competir como alcalde, donde no fue electo por lo que le fue otorgada la candidatura como diputado federal. En la competencia por la candidatura del distrito 6 figuran nombres como Oscar Castrejón, Heidi Segovia, Fernando Aragón, Eduardo Gómez y Francisco Bouteille, de los cuales el último lideraba las encuestas para ser el candidato.
Dada la efervescencia de los tiempos electorales, durante el mes pasado hubo manifestaciones de la misma militancia de Morena Chihuahua en oposición al rumbo que estaba tomando el partido con respecto de sus candidatos, ya que el oportunismo era más que evidente, pasando por encima de sus propios cuadros. De los precandidatos, y con justa razón, Francisco Bouteille, internacionalista de carrera y quien fue miembro fundador del movimiento #YoSoy132, tomó la iniciativa de impugnar la candidatura por dedazo de Carlos Borruel, acudiendo a las instituciones pertinentes. Siendo más específicos, el 2 de abril del presente año Bouteille Hernández promovió un juicio de protección de derechos políticos ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación con el cual no sólo busca alcanzar la candidatura como diputado federal del distrito 6 de Chihuahua sino hacer justicia y llevar la congruencia como bandera política. Desde nuestro punto de vista es completamente legítimo oponerse a estas candidaturas impuestas, pero dentro de Morena se deberían tener mecanismos efectivos para contrarrestar estos métodos burocráticos y respetar los derechos de la militancia, recurrir a las instancias federales externas es simplemente seguir abriendo la puerta para que aparatos estatales externos al partido decidan sobre su vida interna.
Los tres argumentos que Bouteille usa como base son: primero en el momento en que todos los aspirantes a precandidatos de Morena hacían su proceso en la Ciudad de México, Carlos Borruel hacía campaña como candidato a la gubernatura de Chihuahua, por lo que no pudo cumplir con el registro debido para la candidatura por la diputación, segundo, y en palabras de Francisco Bouteille: “Su candidatura externa no fue avalada por el Consejo Nacional como es estatutario” y tercero los tres estatutos escritos del partido: No mentir, no robar y no traicionar, los cuales son ignorados con la imposición de la candidatura de Carlos Borruel.
Nos parece que hay argumentos legítimos para oponerse a esta imposición, pero en vez de recurrir a los tribunales debería recurrirse a la organización y movilización de la militancia para el rescate de Morena de la burocracia.
Operación Barcelona
Desde hace varios meses atrás se filtró un audio donde hablan Víctor Quintana, quien hasta hace unos meses pertenecía al gabinete del gobierno del Estado en la Secretaría de Desarrollo Social, y Lucha Castro, activista social relacionada con grupos de “izquierda”. Ahí se pide dejar de atacar al gobernador en turno del PAN, Javier Corral y unirse a Morena para cortar el camino a la gubernatura a Maru Campos, candidata del PAN, además de sacar a la luz las carpetas de la llamada: “Nómina secreta”, la cual ya ha sido vinculada a proceso.
Dicho lo anterior, podemos llegar a comprender por qué se fueron abajo todos los procesos democráticos entorno a las elecciones por parte de la militancia de Morena y se aceptaron a quienes hasta hace unos meses eran miembros del PAN, en este caso concreto Carlos Borruel, que curiosamente fue el director de comunicación en el Instituto Nacional de Combate a las Drogas cuando Molina Ruíz, actual defensor de Maru Campos era el director del mismo Instituto.
El reto
De nueva cuenta, sucede lo que a lo largo de la historia hemos visto, que los partidos de izquierda, con el fin de conversar o ganar a como dé lugar, buscan negociar con la derecha a cambio de votos, viendo las cosas de manera pragmática, pero que en un futuro que muchas veces no es lejano terminan por destruir lo que se había edificado. Tomemos como ejemplo lo que sucedió con el PRD que hoy es un partido satélite a las órdenes de la derecha más reaccionaria, en palabras de Francisco Bouteille:
“Hoy, aunque existan algunas candidaturas representadas por militancia digna y progresista, no son ningún secreto aquellas rellenadas por impresentables de la derecha, activos del PRI y el PAN que han actuado en contra del Presidente y la Cuarta Transformación de manera reciente, cómplices de la corrupción conservadora, personas que hace semanas competían por otros partidos y que fueron impuestos por encima de quienes siguieron los debidos procesos e incluso, miembros del llamado FRENAAA (Frente Nacional Anti AMLO).”
Existen dos retos principales a los cuales hoy se enfrenta la militancia de Morena, el detener el oportunismo por parte de unos y los que rompen con el ideal de ver primero por el beneficio del pueblo. Esto último sólo puede ser una lucha frontal contra la burocracia y la correcta organización de sus bases. Es por eso por lo que es necesaria la creación de un movimiento social con miras a la organización de un partido político que se interese verdaderamente por un cambio social de raíz, que trabaje constantemente con sus bases de tal manera que forme cuadros políticos revolucionarios, que eleve el programa político aspirando a una ruptura total con el actual sistema capitalista y que se deslinde completamente de la clase dominante y sus representantes políticos que viven del oportunismo.