Después de cinco días de protestas en 23 ciudades colombianas en contra de la Reforma Tributaria de Iván Duque, el gobierno ha retirado el proyecto de ley. Esto es una victoria contundente para la clase obrera. Por cuatro días, más de 50.000 personas según cifras oficiales (un subestimado, considerado las movilizaciones fuera de la capital) se tomaron las calles para protestar contra un proyecto de ley que forzaba a la clase obrera a pagar por la crisis del capitalismo causada por la burguesía.
La energía y el sacrificio de las masas no puede ser subestimada en este proceso. En medio de un tercer pico de la pandemia, cientos de miles de trabajadores arriesgaron sus vidas para expresar su voluntad política. No solo esto, fueron confrontados con la brutalidad del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios), quienes, de acuerdo a la ONG Temblores, cometieron más de 900 casos de brutalidad policíaca reportados, y 21 personas asesinadas por la policía, esto último respaldado con pruebas audiovisuales que muestran por ejemplo a oficiales del ESMAD celebrando con cada tiro de sus tanquetas. Durante el 30 de abril, cuando la represión en Cali se patentó aún más, se difundieron imágenes en redes sociales que mostraban un protestante ejecutado en las calles. Esta fue una victoria que se obtuvo con el sacrificio y la energía de las masas.
Ayuda mucho a la causa el hecho de que aún antes del intento de implementación de la reforma tributaria, la deuda colombiana en circulación ya se estaba considerando como un bono basura debido a que no tienen solidez en sus ingresos fiscales debido a la dificultad de recaudar ingresos vía impuestos. Por tanto, el gobierno está en una encrucijada clara: ¿Quién paga por la crisis? Intentaron hacer que la clase obrera pague por la crisis a través de impuestos y austeridad, pero no pudieron. Deben seguir intentando, pues entre las cartas a jugar no hay muchas opciones. De hecho las divisiones entre la clase dominante empiezan a ser patentes, con una parte aceptando mantener ciertos impuestos a los altos patrimonios, pero como bien señala el director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, “el Presidente anunció que el consenso entre partidos y lobby empresarial incluye impuestos temporales al patrimonio, los dividendos y las empresas. Posterga (pero no renuncia a) el traslado a trabajadores y consumidores de los impuestos recortados al capital en 2018” (resaltado nuestro).
Súmese a esto el hecho de que el intento del gobierno de Duque de militarizar las ciudades colombianas en alzamiento fue reconocido como una provocación abierta por los alcaldes de esas ciudades. Claudia Lopez por un lado rechazó el despliegue de fuerzas militares de Duque, pero por otro, celebró a sus propios policías a la hora de mantener la paz. Jorge Iván Ospina, el alcalde de Cali, demandó que Duque retirara la reforma tributaria mientras negaba el número de muertos en Cali y arrestaba a los manifestantes, tratando de quedar bien con ambos bandos. Las divisiones en la clase dominante son patentes. No pueden regir de la misma manera en que han regido por años, con un reino de represión y explotación en nombre de las ganancias extranjeras. No solo esto, pero el gobierno de Duque claramente tuvo que conceder que no podía implementar la Reforma Tributaria, cuando la burguesía internacional no veía un camino adelante para Colombia y ciertamente las masas estaban aprendiendo rápidamente como luchar y vencer. En estas circunstancias, fue imperativo para el gobierno ofrecer una concesión que regrese las masas a las casas.
Sin embargo es interesante ver que la consigna principal de hoy ha sido #ElParoNoPara. Esto es crucial en este momento. Un avance como este merece más victorias y demandas más decididas. El gobierno de Iván Duque ha mostrado su verdadera cara en estos dos años. Este es el gobierno de Uribe con toda la crueldad que define al infame Matarife. Su manejo de la pandemia, con su “reapertura inteligente” y esta reciente ofensa representan la política de una elite acostumbrada a obtener lo que quiere a través del fusil y la sangre. Hoy se les dijo que no.
Debemos tomar la consigna de que el Paro no pare y llevarla a su conclusión natural: Fuera Duque. Es claro que este gobierno no tiene ninguna otra opción más allá de implementar medidas de austeridad para poder satisfacer a la burguesía internacional. El siguiente paso del gobierno es la implementación de la ley 010 que planea reducir el número de aseguradoras a 10 concentrando el sector salud en un oligopolio, lo que llevará al peor tipo de barbarismo en nombre de “reducir ineficiencias”. Es claro que hasta que a este gobierno no se le ponga fin, buscará la manera de atacar a la clase trabajadora.
En todo esto vale la pena notar la miopía de los dirigentes sindicales. La CUT y FECODE mandaron a sus miembros a las casas después del 28 de Abril. Durante los últimos 4 días de lucha, los hombres y mujeres en las calles no fueron los líderes sindicales que habían sido empujados a hacer el llamado no por su propia iniciativa sino por la necesidad de sus bases. Los manifestantes en las calles fueron los trabajadores y trabajadores que no estaban dispuestos a dar el brazo a torcer en frente de semejante injusticia al igual que la juventud radicalizada por la experiencia de años de represión reciente. No solo esto, tampoco el reformista Gustavo Petro, a quien la burguesía señalaba como el mayor responsable de las marchas, se pronunció lo mínimo entre el 28 hasta el día de hoy, cuando se anunció la retirada de la ley.
La historia de Colombia no tiene muchos momentos como estos, donde las masas hayan desafiado de manera abierta al gobierno de derechas y hayan logrado una victoria. El hecho es que las masas están empezando a conocer exactamente cuánta fuerza tienen. Esto es una victoria que cada manifestante y cada persona que apoyó el movimiento desde lejos por razones de salud debe celebrar como suya. Durante este periodo hemos visto la auto-organización de comités barriales de lucha, similares a los que vimos en la huelga general de Noviembre 19. Tenemos que llevar esto al siguiente paso para continuar este paro y esta lucha: una consigna política de ponerle fin al gobierno de Duque y la necesidad de un partido obrero independiente, que pueda vincular las luchas de este país con el propósito de acabar con el sistema capitalista que este Estado mantiene a costa del bienestar de los trabajadores.
Desde Colombia Marxista, celebramos esta victoria que termina siendo un rechazo completo al mito tán común sobre las masas de nuestro país: que son pasivas por excelencia, dispuestas a aceptar el dominio de la reacción. El potencial de la clase obrera ha sido demostrado. Nuestra tarea es clara: traer las ideas del Marxismo a un movimiento que claramente tiene la energía para ponerlas en efecto y poner nuestra contribución a la hora de darle el golpe de gracia a este gobierno homicida. No solo esto, sino también incluso plantearnos ¿Qué viene después? No podemos permitir que el derrocamiento de Duque signifique la bienvenida a otro jefe que solo termine representando los intereses del latifundio. Debemos considerar la necesidad de un gobierno socialista, donde la clase obrera domine y pueda tomar las riendas de su propio destino. No queremos que los gobernantes trabajen, pero que los trabajadores gobiernen.
“Sin teoría revolucionaria, no hay movimiento revolucionario”, nos dijo Lenin. Debemos de aprovechar que este gobierno se ha retirado con la cola entre las patas y pelear para derribarlo. La mejor manera de lograr esta meta es la teoría revolucionaria del Marxismo. Si al lector le gusta lo que ha leído, lo invitamos a que se nos una a luchar por un final definitivo a este gobierno.
¡FUERA EL GOBIERNO DE DUQUE-URIBE Y LA CLASE QUE REPRESENTA!
¡EL PARO NO PARA!
¡NO A LA AUSTERIDAD!
¡POR UN PARTIDO OBRERO!