La situación actual en la que se encuentra la Universidad Nacional Autónoma de México es inédita: múltiples dependencias universitarias, esparcidas a lo largo y ancho del país y de varios niveles de formación se encuentran manteniendo un paro de labores completamente virtual y en plena pandemia de COVID-19. Esta coyuntura lo convierte en un apartado sumamente peculiar en la historia de los movimientos universitarios.
Este particular movimiento virtual, recapitulando, comienza en febrero del año en curso, cuando los profesores de la Facultad de Ciencias notaron que una significativa proporción de los profesores de asignatura y adjuntos habían recibido sus cheques de pago único (es decir, un sólo pago por todo un semestre de trabajo) escandalosamente incompletos. De manera inmediata se notó el hecho de que el personal docente estaba recibiendo solamente la mitad o a veces solo la tercera parte de lo que les correspondía.
Los directivos de la facultad establecieron que, según sus datos, había poco más de 100 profesores en esa situación. Nada más alejado de la realidad. Tras realizar sus propias reuniones, sus propios cálculos y sus propias estimaciones; los profesores de Ciencias concluyeron en un primer momento que como mínimo, eran 600 aquellos que habían recibido su salario incompleto. No en balde, ellos fueron los primeros que votaron la realización de un paro.
Al conocerse la situación, resulta ser que el problema, en primer lugar, no es ninguna novedad. En múltiples ocasiones, docentes han declarado que el pago incompleto de sus salarios es un problema que se remonta a muchos años atrás. Y en segundo lugar, que no es un problema exclusivo de la Facultad de Ciencias. Denuncias similares se han presentado en varias Escuelas y Facultades. Ya sea por esas razones, o por solidaridad, han votado la realización de un paro:
• Facultad de Artes y Diseño
• Facultad de Arquitectura
• Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
• Facultad de Derecho
• Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón
• FES Zaragoza
• FES Iztacala (Biología y Medicina)
• Facultad de Ingeniería
• Facultad de Química
• Facultad de Economía
• Facultad de Medicina (1° año)
• Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción
• Escuela Nacional de Estudios Superiores Juriquilla
• Escuela Nacional Preparatoria, Plantel 3
• Escuela Nacional Preparatoria, Plantel 4
• Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Azcapotzalco
• Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Vallejo
Y adicionalmente, se está discutiendo la situación en asambleas organizadas en la ENES Morelia.
Como Juventudes Marxistas, nos hemos dado a la tarea de estar presentes codo a codo junto con los estudiantes de profesores en las asambleas realizadas por las facultades de Ciencias, Ciencias Políticas y Sociales, Química, Economía, Filosofía, ENP 3, CCH Azcapotzalco y CCH Vallejo. En todas nuestras intervenciones hemos establecido y seguiremos estableciendo que nuestra posición y nuestra solidaridad está enteramente con los profesores y estudiantes que luchan; y del mismo modo, que este movimiento, esta lucha, debe ser un movimiento y una lucha organizada y hecha por todas y todos. No podemos permitir la censura ni la práctica antidemocrática de expulsar o impedir la participación de compañeros de izquierda organizados sin explicación o motivo, como ha ocurrido en CCH Azcapotzalco, por ejemplo.
Volviendo a la situación de los salarios, dejando por un momento de lado el hecho de que la situación es indignante, también es desesperada. Existen casos de profesores, adjuntos principalmente, que no han podido cobrar absolutamente nada en los últimos 6 meses. A muchos se les ha privado de la capacidad de ejercer sus derechos laborales más básicos, como el acceso al ISSSTE. Han tenido que recurrir a préstamos y a segundos empleos, y algunos no han sido ni siquiera contactados para firmar contratos o nombramientos, lo cual los priva de la posibilidad de ampararse legalmente. Todo esto mientras que la dirección de la UNAM establece al respecto en su comunicado del 23 de marzo que le ha pagado en tiempo y en forma al 98% de su personal académico.
Ahora bien, a simple vista, esto constituye un problema que concierne solamente a los profesores. Sin embargo, esto no es del todo cierto. En el caso de los profesores, el impago de los salarios es un muy severo agravante al hecho de que una proporción significativa del profesorado de asignatura y adjunto no poseía desde un inicio las condiciones materiales necesarias para poder llevar adelante un curso universitario en línea. Con salarios o no, muchos de ellos tenían que recurrir a segundos empleos para poder mantenerse. Características de una realidad que no es en esencia muy diferente de la realidad de los estudiantes.
Tanto entre profesores como entre estudiantes, durante el último año se ha desarrollado un sentimiento generalizado de malestar por las clases en línea, que va desde el hecho de no poder tenerlas por falta de equipo, tener que arreglárselas como sea para poder prepararlas, las dificultades pedagógicas, la comunicación profesor-alumno entorpecida; hasta extremos como tener que abandonar la escuela, en el caso de los estudiantes, y claro, tener que lidiar con una burocracia que no paga, en el caso de los profesores.
Tanto estudiantes como profesores encontramos en la burocracia universitaria al principal destinatario de nuestro malestar, y no es para menos: fueron esos burócratas quienes antidemocráticamente decidieron comenzar la modalidad en línea sabiendo que más de 70 mil estudiantes no podrían acceder a clases de este modo óptimamente, fueron esos burócratas quienes no le dieron alternativas viables a ese enorme sector de la población estudiantil; y son esos mismos que pagan incompleto y que retrasan lo más posible los trámites para que los profesores no puedan quejarse mientras ellos ganan más dinero al mes que el presidente.
Es por estas razones que la lucha que se está desarrollando en la UNAM no puede ser una lucha meramente gremial. No es fortuito que los estudiantes seamos tan entusiastas de unirnos, pues nos resulta increíblemente fácil identificarnos. Después de todo, tanto profesores como la gran mayoría de los estudiantes formamos parte del lado explotado de la sociedad de clases.
Por todo lo anterior, como Juventudes Marxistas, proponemos:
• Organización Conjunta de Profesores y Estudiantes.
El ataque al sustento de los profesores es una violación a todos los reglamentos laborales, tanto federales como universitarios. No solamente no pagan, sino que además existen casos en los que cobran deudas inexistentes. Este ataque es hecho al sector más numeroso del profesorado universitario, pues más del 80% es docente de asignatura o adjunto.
Su cantidad es su mayor ventaja, pero si su actuar se limita a la organización gremial, para Rectoría será muy fácil desestimar sus demandas como lo han venido haciendo hasta que la movilización docente se agote, momento en el que los burócratas universitarios podrán darse el lujo de ver cómo las actividades continúan con la mayor normalidad.
En cambio, si las demandas de docentes y estudiantes son vinculadas y ambos sectores se organizan conjuntamente por medio de los mecanismos hasta el momento empleados como las asambleas abiertas y democráticas, podremos tener un movimiento de más envergadura, mejor coordinado y, por lo mismo, con mayor duración. Un movimiento conjunto de docentes y estudiantes será imposible de ignorar por parte de Rectoría.
• Paro General e Indefinido.
Los problemas de impago y falta de basificación existen, de diferentes maneras, en la totalidad de la universidad. Luego entonces, la lucha se debe de dar en la totalidad de la universidad. Si queremos obtener una solución verdadera a nuestros problemas, no podemos, y por nuestra parte no vamos a estar dispuestos nunca, a ceder ante ningún tipo de presión hasta que nuestras demandas hayan sido cumplidas.
Así mismo, exigimos:
• Pago completo de todos los adeudos.
De momento, los profesores de Ciencias son los únicos que han hecho una estimación de lo que les deben este último semestre. Según sus cálculos, el adeudo asciende a 1.3 millones de pesos. No tenemos motivos para creer que en otras facultades sería diferente. Estamos hablando del sustento mismo de los trabajadores y retenerlos es, más que una violación de los derechos laborales, un atentado contra las vidas del personal docente.
Esta preocupación está presente en todos los pliegos petitorios que han sido elaborados por las asambleas de profesores, nuestro posicionamiento al respecto no puede ser otro más que el de respaldo total a esta demanda y seguir denunciando la monstruosa brecha entre docentes y burócratas, pues mientras los primeros ganan alrededor de $3,000 al mes, el rector recibe en el mismo periodo de tiempo $177,000.
• Basificación inmediata de todo el personal docente de asignatura y adjunto.
Las demandas de carácter económico son las más apremiantes y por eso las reivindicaremos con el mismo ahínco que los profesores. Sin embargo, el pago por si solo de los salarios no es solución suficiente pues no garantiza que una situación como esta no vuelva a ocurrir. La existencia misma del problema es provocada por el hecho de que el personal docente adjunto y de asignatura es precarizado desde su contratación, pues al no contar con base, no pueden generar antigüedad ni tampoco pueden recurrir a medios de representación legal.
Todos los profesores deben recibir su base y mínimamente contar con medio tiempo para que Rectoría no tenga ninguna posibilidad de retrasar sus trámites de pago, pagar incompleto o privarlos de la posibilidad de tener una representación legal. Los docentes adjuntos no deben estar excluidos de este proceso de basificación, pues en muchos sentidos es gracias a ellos que se mantiene el ciclo escolar, están sujetos a la misma explotación que los docentes de asignatura y merecen el mismo respeto a su dignidad.
• Recalendarización del semestre.
A estas alturas ha habido abandono definitivo, ha habido suspensiones de estudio, ha habido faltas constantes, entre otras trabas a la educación, producto de que un sector muy importante de la población estudiantil no contaba con los equipos necesarios para asistir a sus clases en línea. Así mismo, es también considerable el porcentaje de profesores que tuvieron que realizar elevados gastos (con todo y que no les pagaban) para poder adaptarse a esta nueva modalidad que se adoptó antidemocráticamente.
No vamos a aceptar ni a tolerar que, por culpa de una decisión tomada por la cúpula, existan miles de estudiantes que se ven en la necesidad de abandonar o suspender sus estudios; ni que los profesores tengan que elegir entre el internet (que es una herramienta de trabajo) o la comida, o peor aún, entre el internet y la atención a su salud. Llevamos rato exigiendo y vamos a seguir exigiendo que se cancele el semestre, con previas garantías de respeto al mantenimiento de las materias ya inscritas, hasta que existan las condiciones óptimas para un regreso seguro a las aulas.
En septiembre pasado, nuestro pronóstico era que el movimiento estudiantil resurgiría en nuevas y mucho más amplias dimensiones una vez que regresásemos a las aulas. Sin embargo, a lo largo del último año, la comunidad universitaria en su conjunto no ha conocido más que ataques por parte de la dirección, ataques a su educación en el caso de los estudiantes y ataques a sus condiciones laborales en el caso de los profesores.
El resultado de esta situación, en la que han sucedido demasiados cambios cuantitativos en muy poco tiempo, es que no tuvimos que esperar tanto tiempo para que el movimiento universitario -el gran cambio cualitativo- tuviera lugar. Este movimiento es un auténtico hito en la historia universitaria, no tanto porque se desarrolle en un contexto de pandemia o sea en su mayor parte virtual, sino porque este no es un movimiento estudiantil, es un movimiento universitario en toda la extensión de la palabra.
Por nuestra parte, concluimos anotando que este movimiento universitario surge con la injusticia del impago de los salarios de los docentes, pero se nutre del enojo provocado por otra serie de injusticias que han quedado impunes a lo largo del tiempo, que van desde los problemas causados por la modalidad en línea hasta la nula atención que se les da a los casos de acoso.
Tenemos que organizar este movimiento entre todos para poder nutrirlo, para que no se acabe con los primeros signos de agotamiento ni con la satisfacción de apenas las primeras demandas. Tenemos una oportunidad especial para llevar adelante un movimiento amplio por la democratización de todos los aspectos de la vida universitaria, pues todos nuestros problemas no encuentran otra causalidad más que la estructura vertical y burocrática de la universidad. Luego entonces, es la democracia universitaria y no otra cosa, el camino mediante el cual podremos resolver esos problemas.