La revolución y la lucha de las mujeres en México
Escrito por: Ana Karen Campos
Es necesario realizar un análisis del contexto histórico y de las condiciones de vida del país, durante el periodo previo a la revolución. México se encontraba en condiciones de retraso y sub desarrollo, existían unos 10 millones de habitantes, de los cuales el 90% vivía en el campo y de estos, el 70% eran peones en las haciendas, donde vivían en condiciones semifeudales.
Las mujeres tenían la función exclusiva del cuidado del hogar, sin embargo en el campo, dentro de las haciendas, con las tiendas de raya, los precios e intereses excesivos, era imposible que los peones no adquirieran una deuda impagable, que a su vez obligaba a las mujeres y a los niños a integrarse al trabajo del campo, sin recibir salario alguno, ya que su trabajo era para pagar la deuda. En esa época era común que las mujeres fueran violadas por los patrones o por los capataces, como parte del cobro de la deuda. No olvidemos que Pancho Villa se volvió bandolero, después de haber huido de su casa, por asesinar al hacendado que había violado a su hermana.
En algunas ciudades del país donde se desarrollaban formas de producción capitalista, eran muy pocas las mujeres que se integraban a trabajar, por lo que su función también se restringía al hogar y el cuidado de los niños.
En 1910, se da en México una de las revoluciones más violentas del continente americano, miles de campesinos, fueron reclutados y armados. Con esta insurrección, Porfirio Díaz fue derrocado y Francisco I. Madero asume el poder e intentó desarmar los ejércitos campesinos que lo llevaron a la presidencia, para poder así mantener el control del viejo aparato estatal, sin embargo, las expectativas de los campesinos y obreros del país eran el encuentro de la abundancia y la felicidad, lo cual no sucedió.
Madero pertenecía a una familia de terratenientes y era dueño de minas, era claro la clase a la que representaba, por lo que la reforma agraria y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y campesinos no era su prioridad. Pero con el pueblo en armas, su gobierno se enfrentó a la toma de tierras, huelgas y rebeliones en los ejércitos campesinos. El gobierno de Madero se vio inmerso entre dos fuerzas, la de los campesinos y trabajadores y la de la burguesía reaccionaria. Este gobierno era muy débil, la burguesía nacional y el imperialismo norteamericano, no confiaban en que Madero fuera capaz de sostener el régimen y fue derrocado en un golpe de estado dirigido por Victoriano Huerta, quien provocó más inestabilidad y que los ejércitos campesinos que ya habían dejado las armas, las volvieran a tomar para combatirlo. Este se convierte en el momento más álgido de la lucha revolucionaria de las masas campesinas por su emancipación.
Los campesinos del sur se agrupaban en el ejército de Zapata, quienes defendían el Plan de Ayala, un programa democrático nacional, que reivindicaba el reparto agrario y los derechos democráticos y económicos de los trabajadores, este fue la expresión más acabada de las masas oprimidas, aunque no planteaba directamente la superación del capitalismo, por la relación entre los hacendados y capitalistas nacionales y extranjeros, la lucha por la tierra, indirectamente, era una lucha anticapitalista y anti imperialista. Sin embargo, a pesar de ser un programa avanzado, en este no se incluían la lucha por la igualdad de derechos de la mujer, ni ninguna otra consigna relacionada a mejorar las condiciones de las mujeres.
Los campesinos del Norte, se organizaban en torno a la división del Norte, dirigida por Pancho Villa. Este llego a ser el ejército más grande del país en ese momento. Era un ejército que donde llegaba repartía las tierras.
Por otra parte estaba el ejército Constitucionalista, encabezado por Venustiano Carranza, quien era representante de la burguesía del Norte del país, inicialmente había una alianza entre él y Villa, en contra de Huerta, sin embargo, esta no duró mucho pues las claras diferencias de clase salieron a relucir.
Durante este periodo, el papel de la mujer fue importante, muchas de ellas, seguían a sus esposos a la guerra y se dedicaban a alimentar y curar a los soldados, otras iban al frente cargando y movilizando las municiones o estaban armadas con fusiles cuidando la retaguardia del ejército, un sector importante de mujeres combatió en las filas revolucionarias. Las mujeres soldaderas, eran comúnmente conocidas como Adelitas, por una canción compuesta a una de ellas llamada Adela Velarde Pérez. Otra participante importante fue Petra Herrera, quien se disfrazó de hombre para poder combatir, tomando el nombre de Pedro Herrera, quien tuvo gran reconocimiento entre sus compañeros de batalla. A pesar de su participación, ningún sector revolucionario levantó sus demandas, la lucha en el primer periodo de 1910-1917, se concentró únicamente en los derechos por la tierra.
En el siguiente periodo de 1918-1922, la situación cambió, inició un proceso de organización de la mujer y su integración a la lucha política y social, donde existían principalmente dos sectores de la organización.
Uno de ellos era la influencia de la literatura anarquista, donde se planteaba la igualdad de derechos de la mujer, lo cual inspira a trabajadoras de diferentes estados a formar clubs de lucha de la mujer, estos clubs, posteriormente se fortalecieron con la llegada de algunas sufragistas de EUA al país. Estas no eran feministas burguesas, ya que reivindicaban la lucha revolucionaria anarquista y socialista. Uno de estos grupos en Guadalajara, publicó un periódico llamado Iconoclasta, que se convirtió en el órgano central del Feminismo Radical. En la Ciudad de México, existía el grupo “Alma Roja”, formado por obreras textiles, bordadoras y telefonistas, estos grupos del radicalismo femenino, poco a poco fueron adquiriendo influencia del Partido Comunista Mexicano (PCM en adelante), en los meses de septiembre y octubre de 1919, se formó el Consejo Nacional de Mujeres, de donde se reclutaron algunas militantes para el PCM, destacando el papel de Elena Torres y Refugio García, quienes posteriormente dirigieron el Consejo Feminista Mexicano, el cual intentaba dar una orientación socialista al movimiento de las mujeres. Su programa abarcaba la igualdad salarial, seguridad en el empleo, protección a la maternidad, formación de organizaciones de lucha, dormitorios y comedores para las trabajadoras, reintegración al trabajo socialmente productivo de las prostitutas, igualdad de derechos ciudadanos y reformas al código civil. En 1913 se realiza el Congreso Feminista con 100 delegadas de todo el país. El eje central de la lucha feminista de la década, fue la modificación al código civil, que se ganó en 1928.
El otro eje importante en la lucha por los derechos de la mujer y que, además se llevaron a cabo, fue en el Sur-Este de país, en los estados de Yucatán y Quintana Roo (que antes eran uno solo), durante el gobierno de Felipe Carrillo Puerto, del Partido Socialista del Sur-Este. En 1916 el Congreso Feminista de Yucatán, preparó las condiciones que hacían de Yucatán uno de los estados más progresistas del país, ya que, en este se reformo el código agrario y se amplió el código civil. Las Ligas de Orientación Femenina del Partido Socialista del Sur-Este, dirigieron la lucha por los derechos políticos para las mujeres, las cuales vieron sus frutos de 1923-1925 donde se consiguió la igualdad política de la mujer para votar y ser votada en puestos de representación pública, lo cual se logró a nivel nacional hasta 1953, a partir de esto, Fidelia Brindis, Elvira Carrillo Puerto y Hermila Galindo, se convirtieron en las primeras diputadas locales, quienes desarrollaron amplios proyectos legislativos que buscaban beneficios sociales para la mujer, sin embargo, estas legislaciones no pudieron llevarse a cabo debido a la cancelación desde el gobierno federal, de las experiencias socializantes en ese estado, es decir, cuando Felipe Carrillo Puerto es derrocado por simpatizantes de Adolfo de la Huerta, quienes lo apresaron y fusilaron el 3 de enero de 1924.
Posteriormente, la lucha femenil tuvo de nuevo un auge en el gobierno de Lázaro Cárdenas, con el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM), que aglutinaba a 50 mil mujeres, impulsando demandas por la reglamentación del trabajo doméstico, la despenalización del aborto, el derecho a votar y ser votadas, permisos de maternidad a mujeres trabajadoras, derecho de posesión de tierras, además de declararse contra el imperialismo, contra el fascismo, la carestía, a favor del reparto agrario, el seguro social y la jornada laboral de 8 horas. Pero en este caso, el eje central de la lucha se concentraría en la obtención del derecho al voto, lo que finalmente derivó en una escisión del FUPDM, una sección se unió a las filas del Partido Nacional Revolucionario, posteriormente el PRI, y la otra sección al PCM, ya que se planteaban diferencias políticas y de clase. Finalmente en 1940 tanto la sección del PNR y la del PCM (bajo la influencia estalinista), dejaron de atender las demandas de las mujeres, así que la lucha se postergó hasta que en 1948, la Comisión Interamericana de Mujeres pugno, ante el entonces candidato Adolfo Ruíz Cortines, porque se obtuviera el voto para la mujer, el cual se aprobó el 17 de octubre de 1953 y se ejerció hasta 1958.
Para 1968, aunque los problemas de género no fueron abordados por el movimiento estudiantil, este tuvo mucho apoyo de las mujeres, quienes reflejaban un cambio en la consciencia política y social, el movimiento de 1968, se considerará fundamental para el desarrollo de los movimientos feministas, ya que las mujeres jóvenes, alzaron sus voces a la lucha social y comenzaron a ligarlos con la lucha por la igualdad, además, ayudaron a cuestionar las barreras públicas que frenaban su integración a la acción política y social. En esa época, después de la brutal represión al movimiento, las mujeres se organizaron en torno a la liberación de los presos políticos, la búsqueda de los desaparecidos, la entrega de los cuerpos de los asesinados y la indemnización de sus familias.
Para los años 70, el nuevo feminismo, congrego a las mujeres de clase media, que habían logrado el acceso a la educación superior, lo que da auge al feminismo burgués.
En los años 90, la lucha feminista se caracteriza por la búsqueda del diálogo público, y la construcción de espacios, pero los 90´s también están marcados por uno de los fenómenos más crueles de la historia de nuestro país, dando inicio en 1993 con los feminicidios y desapariciones de Ciudad Juárez, Chihuahua, un estado fronterizo con EUA. Al menos 1.530 mujeres entre 1993 y 2014, fueron asesinadas.
A pesar de las concesiones que se han dado a las mujeres, la barbarie y la desigualdad, reinan en México. Según la ONU, México se encuentra entre los 20 peores países en términos de violencia de género. Según el Foro Económico Mundial, México está en el puesto 128 de 144 países en desigualdad salarial, esta misma organización anunció que el país subió de la posición 71 a la 66, en cuanto a las diferencias entre hombres y mujeres con respecto a educación y política, sin embargo descendió al 122 en cuanto a la participación económica de las mujeres. El trabajo no remunerado de la mujer, es decir el trabajo doméstico, representa el 21.7% del PIB. México, al ser un país fronterizo, con un estado corrupto y cooptado por el narcotráfico, hace que la trata de personas, para el trabajo esclavo o sexual, sea inevitable, en México existen de 15 a 20 zonas de alta incidencia en este delito, según la ONU.
Con respecto a la violencia en México, ocurre una violación sexual cada 6.4 minutos, aproximadamente 120 mil al año. Entre 2013 y 2015, según el INEGI, 6,488 mujeres fueron asesinadas, de estos feminicidios, 1,045 fueron en el Estado de México, que se ha convertido en el epicentro del feminicidio, si comparamos las cifras del periodo 1993-2014, se han cometido 1997 feminicidios, es decir casi 500 más que en Ciudad Juárez, en el mismo periodo.
El Estado de México es el que tiene mayor densidad poblacional y es la cuna del priísmo, Enrique Peña Nieto, fue gobernado de esta entidad y durante su gubernatura, inicio el terror para las mujeres. A partir de 2015 fue declarada la alerta de género en 11 municipios del Estado de México. La Alerta de violencia de género, es un mecanismo de protección, dentro de la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Dentro de las acciones que plantea esta alerta de género, están poner anuncios en los espectaculares, muros y espacios públicos, reforzar los patrullajes de la policía en esos municipios, mejorar el alumbrado público e implementarlo donde no exista, cámaras de video, botones de emergencia, líneas de apoyo a víctimas, vagones del metro o metro bus exclusivos para mujeres, entre otros, sin embargo, todas estas medidas solo son preventivas pues no solucionan el problema, ni han servido para disuadir a los agresores. En México, se ha vuelto una situación normal que una mujer sea acosada en la calle, es normal que cualquiera se acerque mientras alguna chica esta distraída, dormida o pensando en los problemas de la vida cotidiana, y aproveche para tocarla, rozar su miembro con alguna parte de su cuerpo o masturbarse frente a ella. Todo esto es parte del día a día de las mujeres en México, dentro de las escuelas o centros de trabajo, las mujeres seguimos siendo víctimas de chistes misóginos y machistas en las aulas, es común que los profesores pidan a las alumnas que usen faldas cortas o escotes pronunciados en sus clases para que merezcan aprobar, sin importar sus capacidades intelectuales, también es común que los jefes pidan favores sexuales para que las mujeres puedan conservar su trabajo; aun así, todo lo anterior mencionado, no es lo peor que le podría pasar a una mujer o niña en país. Las mujeres en México vivimos con la preocupación diaria de salir de tu casa y no saber si vas a volver.
La barbarie capitalista nos ha llevado a un nivel de podredumbre inimaginable, que ha llegado hasta la máxima casa de estudios, en la UNAM, a pesar de contar con el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género, una joven de 22 años fue estrangulada con el cable de teléfono público, dentro de Ciudad Universitaria, a quien la policía culpo por su propia muerte, cuando la Procuraduría General de Justicia, publicó en redes sociales: “El día de los hechos, la pareja se reunió con varios amigos en CU, donde estuvieron alcoholizándose y drogándose”; “Su novio, con quien la víctima vivía, informo que él trabajaba en el área de intendencia de la Preparatoria N°6”; “Su madre y su novio aseguraron que ella ya no estudiaba desde 2014 y dejo sus clases en el CCH Sur, donde debía materias”. Publicaciones muy desafortunadas que insinúan que, por su estilo de vida era lógico que le pasara lo que le paso, finalmente estas publicaciones reflejan el concepto machista de las autoridades mexicanas, quienes juzgan la moralidad de una víctima para justificar una agresión.
Otro caso, de Junio 2017, una niña de 11 años fue encontrada muerta en el interior de una combi del transporte público de la ruta 40 de Nezahualcoyotl, con signos de violencia y violación sexual, su padre, quien la recogió del colegio en bicicleta, intentó protegerla de la lluvia al subirla en la combi, para después alcanzarla en la parada y continuar su camino a casa, pero ella nunca llego, los padres denunciaron inmediatamente, pero las autoridades tardaron más de 5 horas para emitir la alerta Amber, la cual según el protocolo, debió realizarse de manera inmediata, cuando la madre pidió la ayuda de las autoridades para buscarla casa por casa, recibió una respuesta conocida: “Me decían que fuera yo a hablar con sus amigos, con su novio”. A pesar de que en la zona hay cámaras de seguridad, no fueron de ayuda. En la misma semana de este brutal asesinato, cuatro mujeres más fueron asesinadas en el Estado de México.
Estos son solo ejemplos de los cientos de crímenes que suceden cotidianamente en el país, es más que claro que todas las medidas precautorias que tome el estado, serán inútiles y superfluas, ya que es el propio estado el que requiere de una sociedad machista para mantener a la familia como el órgano central de la sociedad de explotación capitalista. Es por eso que nosotros los socialistas entendemos que la lucha de la mujer, debe ser una lucha por transformar de raíz la sociedad existente, construyendo las bases de igualdad necesarias para el pleno desarrollo de las mujeres y hombres trabajadores.
Nuestro enemigo no son los hombres que nos someten en un régimen patriarcal, son los capitalistas los que se benefician de ese tipo de relaciones, explotando tanto a hombres como mujeres que no pertenecen a su clase. La lucha por la emancipación, debe estar ligada a la lucha por la emancipación de la clase obrera mundial, solo en una sociedad socialista, será posible cambiar las condiciones de las mujeres, como se demostró en octubre de 1917 en Rusia, cuando las y los trabajadores tomaron el destino en sus manos, la condición de la mujer mejoró significativamente, obteniendo derechos plenos, que hasta el día de hoy, no se han conseguido en muchos países capitalistas.